Preludio

78 5 1
                                    

El rey de Talokan estaba maldito.

Aquella era una vieja historia de guerra y dolor que los habitantes del reino submarino narraban a media voz a los más pequeños como un cuento antes de dormir. Era la respuesta a una pregunta. El motivo por el cuál su rey era conocido como el niño sin amor... Y la historia comenzaba siempre así:

Todo había empezado con una promesa.

Hacía décadas y décadas atrás en el tiempo, su madre le había hecho prometer que cuando muriera, él enterraría su cadáver en Yucatán, su tierra de origen, aquel lugar de donde los antepasados habían huído a la fuerza. Cuando finalmente llegó ese día, Namor salió a la superficie por primera vez en su corta vida con una misión que cumplir. Acompañado de una pequeña tropa y con el pesar de la pérdida en su corazón, llegó a su destino. Nada podría haber preparado al joven para lo que vería entonces.

Los conquistadores habían arrasado con todo. Aquel lugar no se parecía nada al que su madre había descrito tantas veces con ojos repletos de añoranza y amor. Esa tierra, la tierra de querida madre, había sido mancillada por aquella manada de crueles sanguinarios. Y allí estaban ellos. Comían jugosas carnes y bebían ingentes cantidades de alcohol en vasos de hierro. Se arrejuntaban frente al fuego y hablaban de sus hazañas en un extraño idioma que el rey sólo podía entender a medias. Reían muy alto. Escondido entre la maleza, Namor observó a lo que parecían ser unos esclavos siendo torturados de maneras inimaginables para su diversión.

La cólera lo invadió sin remedio en aquel instante como nunca antes. Le hizo perder la cabeza. Entonces, lo decidió: mataría a cada uno de aquellos criminales y haría justicia de una vez por todas.

Dió un paso al frente, quedando al descubierto, y un señor se percató de su presencia y espetó algo inteligible a sus compañeros. Evidentemente, estaban pasmados de ver a un niño de ocho años suelto por allí, tanto que en ese momento no se dieron cuenta de sus puntiagudas orejas ni de las extrañas alas que portaba en sus tobillos. Sin perder tiempo, él se elevó en el aire ante sus atónitos espectadores y dió la orden.

Yucatán se volvió un campo de batalla repleto de cadáveres, sangre y desesperación. La gente del agua no estaba dispuesta a perder otra vez, así que lucharon ferozmente con la voluntad de no dejar títere sin cabeza. Era la justicia que se merecían. Con ese pensamiento, fueron a por todas y conseguirían la victoria. Mientras la batalla transcurría, Namor decidió que odiaba la superficie.

Entonces, el rey percibió una mirada atenta e inquietante sobre su persona.

Era una mujer mayor y canosa que tenía la piel más oscura que el rey había visto jamás. Estaba sentada sobre una roca y, aunque tenía una soga amarrada al cuello, parecía más sana, más limpia y en mejor estado que cualquiera de los otros esclavos de por allí. Se trataba de una bruja que venía de un reino lejano y oculto. Los conquistadores usaban sus predicciones para seguir con sus masacres y planear las mejores estratégias militares. Aunque claro, eso no lo sabría Namor hasta mucho más tarde. Y cuando él se acercó, ella no temió en lanzarle una mirada envenenada de odio.

¿Por qué matar también a los esclavos? — preguntó entonces, y él se sorprendió al ver que ella hablaba también su idioma.

Para no dejar testigos — respondió con simpleza — Además, la muerte es la puerta de salida del calvario que han sufrido. Es mejor que la tortura, desde luego, y ese es mi regalo.

Eres un monstruo — declaró con espanto — No eres mejor que ellos.

Pero al menos, no soy cómo ellos — se limitó a decir antes de apuntarle directamente con su afilada lanza de manera amenazante y declarar — Tú les llevaste hasta nosotros.

No tenía otra opción.

Namor hacía todo aquello por su pueblo. Había visto las atrocidades que la gente de la superficie había hecho con la tierra de su querida madre y no permitiría que eso pasara en su mundo de paz. No volverían a ser conquistados, pues la existencia de Talokan sólo existiría para sus habitantes. Si nadie sabía sobre aquel maravilloso reino submarino, los riesgos de que alguien los localizara se reducirían a cero. Y si inocentes debían pagar ese precio, era a un coste razonable. Al fin y al cabo, él era un rey, y no podía permitirse actuar como un hombre. Haría lo que tenía que hacer.

— Eres un niño sin amor — continuó diciendo la bruja, solemne y segura de sus palabras — Cuando vuestros labios se encuentren, tu amor verdadero morirá. Y será por tu culpa, siempre serás un niño sin amor y ese será tu castigo.

El rey ensartó la punta de su afilada lanza en el corazón de la bruja, sellando una maldición en la que él ni siquiera creía. Incauto, ignoró las palabras de aquella vieja mujer y se marchó sin más preocupación, con el paso de una amarga victoria. Ese día, consiguió cumplir el deseo de su madre en paz descanse, pero también consiguió algo más: un nombre.

Namor.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 22, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

SIN AMOR ⪼ NAMOR.Where stories live. Discover now