El Sueño De Tenerte

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—¿María? ¿Estás ahí? —trató de abrir la puerta.

María fue quién abrió la puerta agitada, mientras Esteban terminaba de ponerse el cinturón.

—Luciano... yo... — miró a Esteban para luego mirarlo a él.

Luciano se contuvo para golpear a Esteban pero estaban en la casa de un ministro donde dejaría en habladuría lo que ha pasado, miro a Esteban con odio, sus manos hechas un puño por la ira que sentía al ver como un hombre le había arrebatado a la mujer que pretendía.

—Nos vamos, María.

—Tú no te la llevas a ningún lado —protestó.

—Ella vino conmigo y se va conmigo — frunció el ceño mientras tomaba a María de la mano furioso.

Luciano y María se despidieron rápidamente, Luciano no le dirigía la palabra solo no soltaba a María de la mano. Luciano subió a María a su coche, tiró la puerta enojado haciendo que María pegara un brinco del susto.

—Vamos a ir a mi casa un momento, María... no me digas nada hasta que lleguemos, por favor —exigió mientras conducía.

María trató de calmar a Luciano tomándole la mano pero él la rechazó.

Cuando llegaron al departamento de Luciano, María se quedaba mirándolo mientras el se servía un whisky.

—Luciano, háblame — cruzó sus brazos mientras lo miraba, mantenía una morada nerviosa.

—¿Qué puedo decirte, María? Ver como él puede lograr lo que yo no he podido contigo, que tu lo ames aún después de tanto, después de su abandono mientras yo he estado contigo fielmente como un perro, fiel a ti apesar de que no soy correspondido —se sentó en su sofá mientras sostenía su bebida, con su mano libre trató de aflojar su corbata.

—Lo siento, Luciano...cuando estoy con él pierdo la noción, me olvido de todo — se sentó en el mismo sofá pero manteniendo distancia con él.

—Así me pasa contigo, María... me olvido de todo cuando estoy contigo, me enamoré de ti aun sabiendo que eras mujer de otro hombre, tenía la esperanza de que lograrías amarme como a él pero ya veo que todos mis esfuerzos fueron en vano — tomó un trago mientras sentía que iba a llorar.

—Luciano, aún sigo casada con él... yo no lo sabía — jugó con sus manos nerviosa — me lo hizo saber hace unos días.

Luciano miró a María incrédulo.

—Ya lo sé, María... siempre lo supe.

—¿Qué? ¿Cómo? ¿Pero tú...?

—Soy tu abogado, María... es obvio que me daría cuenta de eso.

—¿Porqué no me lo dijiste?

Luciano sonrió ligeramente. —Porque quería vivir el sueño de tenerte, María. Solo por eso —suspiró desviando la mirada.

—Luciano... —tomó la mano de él.

—Es un hombre muy afortunado, María... Dos hijos contigo, te tiene a ti — tomó el último sorbo de whisky, lo dejó en la mesita de frente y recostó de nuevo en el sofá.

—No sé que decirte, Luciano... me siento mal contigo, lo lamento muchísimo — agachó la mirada.

Luciano tomó nuevamente la mano de María depositando un beso.

—Al menos permíteme sentir por un momento que eres mía, María...solo una vez.

María comprendió lo que quiso decir Luciano. María aceptaría, era lo menos que podía hacer por él. Ella se levantó, se sentó en el regazo de él, colocándose de costado, rodeó su brazo izquierdo en el cuello de él, colocó la mano de Luciano en sus piernas y él empezó a acariciarlas.

La Dulzura De Tu AmorWhere stories live. Discover now