69.una semana más para reunir todo el amor del tiempo

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—Cuando eres pequeña y ves cosas malas, o te pasan cosas malas constantemente, aprendes: bueno, tengo que lidiar con mis problemas yo sola, la vida no es justa. ¿Suena como algo con lo que podrías identificarte?—preguntó la terapeuta.

Juliana asintió.

Estaba acostumbrándose a sentarse aquí, en la oficina de Linda, y escuchar que la terapeuta le cantara todas sus verdades a la cara.

—Por otro lado, los niños que crecen con seguridad suelen enfrentar los retos con entusiasmo y abrazar nuevas oportunidades. Eso no significa que los niños que crecen en hogares abusivos estén dañados. Simplemente significa que tienen que trabajar un poco más para ver el mundo de manera diferente—continuó Linda, sonriendo suavemente.

Juliana no estaba segura de si eso era parte de la terapia o no, pero le hizo sentir que no estaba siendo juzgada. Incluso la textura suave del sofá en el que estaba sentada,  parecía abrazarla y hacerla sentir un poco más segura.

—Si relacionamos esto con lo que estábamos hablando antes, parece que todo se reduce a la confianza. ¿Confías en tu pareja?

Era la pregunta más fácil de responder.

—Sí.

—En este momento, ¿confías en que Valentina te diga si se siente incómoda de alguna manera, si siente que ustedes dos tienen problemas?

—Sí.

Rara vez habían discutido durante su relación antes de estas ultimas semanas, pero cuando lo hacían, no se guardaban nada. Ella podía decirle cualquier cosa a Val, y sabía que Val sentía lo mismo. Era quienes eran, hasta la médula.

—¿Seguirías confiando en ella de esa manera si se casaran?—preguntó Linda, y luego se detuvo. —Déjame darte un escenario más sólido. Si se casaran, y ella estuviera infeliz en su matrimonio, ¿crees que te mentiría y diría que es feliz?

—No lo sé—respondió Juliana automáticamente, instintivamente. Juliana arrastró su mano por su cara. Intentó hacer el ejercicio que Linda le había enseñado, y se detuvo a pensar en por qué se sentía así. Después de respirar profundamente, respondió de nuevo. —No. No. Nosotras no nos mentimos la una a la otra.

—Ya veo. Cuando te conocí la semana pasada, mencioné ese momento hace tres años cuando Valentina salió en vivo en la televisión para decirle a todos que estaba enamorada de ti. ¿Cómo te sentiste cuando hizo eso?

La pregunta hizo que Juliana volviera al pasado.

Aún recordaba la forma en que su madre le había gritado que viniera, la sorpresa al ver a Val en ese programa. Ese breve momento en el que su cerebro no pudo evitar admirarla...Valentina comandando la atención en el centro de aquel escenario, con su traje rosado de vuelo y sus botas a la rodilla, su cabello como una escada sobre sus hombros, ese aire de confianza y elegancia que le era tan natural. Mientras hablaba con la presentadora del programa, sus ojos azules se iluminaban con cada palabra que pronunciaba. 

—No podía creerlo. Habíamos hablado de eso antes, de decirle a todo el mundo que estábamos juntas. Yo dije que estaba cansada de esconderme, que deberíamos arriesgarnos y dejar que todos lo supieran. Y ella dijo que no podía hacer eso. Y luego mi mamá me llamó y ella estaba en la televisión...

—Haciendo ese anuncio—terminó Linda por ella—. Una declaración de su amor por ti frente a todo el mundo. O al menos, una buena parte de México. 

Linda se encogió de hombros.

—Juliana, muchas personas dirían que el matrimonio también es una declaración.  Te paras frente a tu familia y amigos para anunciar que estás enamorada de alguien, y prometes amarle y cuidarle por el resto de sus vidas. No conozco a Valentina, así que solo tú conoces la respuesta, pero ¿crees que ella ve el matrimonio como una declaración?

De Aquí A La Luna || JuliantinaWhere stories live. Discover now