Pero era algo bastante distinto a las otras chicas que captaban su atención.

Jeongyeon no parece querer ser la que se acerque primero.

Muchas veces intercambiaron miradas traviesas en medio de los pasillos, o merodeando por cualquier lugar donde se encuentren.

Esas miradas no eran simples saludos. Aquel brillo juguetón en los ojos de la rubia se lo decía a gritos.

Pocas veces habían intercambiado más de un par de palabras.

«Hey, se te cayó algo» había dicho aquella alta y atractiva chica.

Cuando Nayeon volteó, sus ojos bajaron al escote de la chica y como éste dejó poca cosa a la imaginación cuando la rubia se agachó a recoger el papel del suelo.

Las mujeres de ahí en su mayoría no eran voluptuosas. Pero Jeongyeon lo era. Era robusta y bien dotada.

Lo que Nayeon daría por hincar el diente en esa jugosa piel de sus muslos era impresionante...

Esos muslos que estaban al descubierto por la falda que usaba.

Jeongyeon no era muy de faldas. Nayeon lo agradecía, pues, las pocas veces que la veía en ellas; lo único que quería era esas estilizadas piernas de modelo alrededor de su cuello.

«Deberías ser más cuidadosa, ¿Es esto un ensayo?» había continuado cuando se levantó. Ojeando el contenido del papel, Nayeon notó como relamía de forma exquisita sus labios. Aquella lengua los humedeció con lentitud, como si supiera y disfrutara lo que esas pequeñas cosas causaban en Nayeon.

Esos labios rojos y brillantes eran su mayor tentación. Luchaba con mil demonios internamente por no tomar su rostro y besarla hasta quedarse sin aire.

Una sonrisa simpática salió de esos atractivos labios.

No había podido decir nada, lo único que quería era empujarla contra la pared y cogerla hasta ver esos ojitos llenos de lágrimas de placer.

Esa sonrisa "inocente" en sus ojos se reprodujo en la escena en su mente dónde tomaba a Jeongyeon de espaldas. Acariciando una de esas enormes tetas, disfrutaba de su arrogante sonrisa entre muecas de placer.

Nayeon sabía leer muy bien a las personas. Esa sonrisa no solo era amabilidad. Esos labios juntos curvados hacia arriba no demostraban más que una mueca juguetona.

«Si, lo es. Gracias, Yoo» fue lo que Nayeon logró responderle tras lograr escapar de las fantasías que se reproducían en su mente. Fantasías donde ambas eran protagonistas, dónde Jeongyeon se entregaba por completo a ella sin dudarlo, siempre con esa actitud burlona.

Justo cuando pensó que una invitación iba a salir de la rubia, ya sea a salir juntas, alguna fiesta o algo que permita que se acerquen, Jeongyeon le dió una sonrisa y giró sobre sus talones para retirarse con un elegante y atractivo andar.

Nayeon no sabía si Yoo la provocaba para que fuese ella quien se acerque o si lo hacía solo para burlarse de ella y dejarla colgada por las ganas.

Pero algo era obvio: en los cruces de miradas y las sonrisas traviesas había un enorme deseo que hace que solo sean ellas hasta que alguna aparte la mirada.

Nayeon no sabía cuánto aguantaría el retorcido juego de Jeongyeon antes de perder el control.

Aunque, con Jeongyeon, pareciera que nunca lo tuvo.

Aunque, con Jeongyeon, pareciera que nunca lo tuvo

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Strawberry moon ✰ one shots +18Where stories live. Discover now