Suelto una risilla y me limpio las lágrimas.

—¿Dónde estabas? —Indaga Dylan—, Migue te estuvo llamando... no supe decirle nada de ti.

Klaus suspira y evita nuestras miradas.

—No... estaba haciendo gran cosa —balbucea a la par que se muerde el labio inferior—, estaba... ayudando a Alejandra, ¡sí eso! estaba ayudando a Alejandra con su mudanza.

Dylan y yo nos miramos de reojo, es casi como mirar en una laguna transparente, Klaus nos está mintiendo.

—¿Con Alejandra? —cuestiono en un parpadear—, pensé que estaba en el hospital por lo de su bebé.

Las orejas de Klaus se ponen rojas, su mirada va al suelo, pues se dio cuenta que cayó infraganti en su mentira improvisada.

—Estás muy raro—señalo al fruncir las cejas—, ¿qué es lo que te pasa?

Klaus evita el contacto visual... me atrevo a decir, que se siente mal por algo.

—¡No me pasa nada! —grita de la nada—, ¡ya dejen de estar molestando con tanta pregunta!

Entrecierro los ojos. Este no es mi hermano, bueno, lo es, pero no está actuando como mi hermano.

—¡No me veas así! —empieza a alzar más y más la voz—, busquen una vida y salgan de la mía —farfulla a la par que sale corriendo y se encierra en su cuarto.

Dylan suspira.

—¿Es idea mía...?

—Yo también lo noté —confirmo—, se está sintiendo culpable por algo.

°•°•°•°

No puedo dejar de pensar en lo que sucedió, incluso cuando tengo a Heyde delante de mí.

—La cuestión empieza cuando me entregaron los pasapalos —dice cuando le entregan el batido que pidió, también pidió uno para mí, es curioso que justo me haya pedido mi favorito—, no hubo nada raro, te admito, pero al pasar un rato de haber repartido toda la bandeja, la gente empezó a alocarse.

Escribo cada palabra que dice en las notas de mi celular. Trato de estar lo más concentrada posible.

—¿Sabes quién hizo los dulces?

—La mayoría estaba hecha por mi hermana —señala y yo la apunto con la mirada—, pero esa tanda venía como regalo de... —vacila y luego tose—, según sé, los regalo tu hermano.

—¡¿Qué?! —grito y las personas al rededor se nos quedan viendo—, ¿Mi hermano regaló una tanda? ¡Espera! ¿cuál de los dos?

Heyde suspira y acomoda su postura.

—Klaus —señala sin dudar.

—¿Cómo mierda sabes a ciencia cierta qué fue él? —indago algo agresiva.

—Él me lo confirmó cuando hablamos —dice y me deja sin respuesta—, ¿olvidas que hablamos?

Dejo caer la cabeza hacia atrás.

—¿Qué fue lo que te dijo?

—Que él había dado el dinero, pero que no los había comprado —aclara y yo tomo aire con tranquilidad—, lo que nos deja en cero, de nuevo.

Su flequillo está bien peinado y tiene el cabello recogido en una coleta.

Juro que se ve muy sensual.

—No quiero sonar... —vacilo en decir—, entrometida, pero me gustaría que me hablaras sobre las otras personas que al igual que yo, están afectadas.

En realidad quiero que me hable de la chica que no recuerda. Con ella de nuestro lado, mi padre podría armar una buena defensa.

—Hay diez afectados —informa con un coqueto parpadeo que parece ser echo sin la mínima intención—, sólo hay vídeo de tu hermano y tú, pero nadie habla sobre los demás.

—¿Qué les sucedió? —indago, más interesada en la chica y su amnesia.

—Vomitos, alucinaciones y desmayos —aclara al ponerse seria—, hubo una sobredosis, por suerte, pudo sobrevivir gracias a la rapidez de los demás estudiantes de medicina.

—¿La policía no te investigó? —cuestiono de la nada. Heyde asiente antes de beber de su batido.

—Estuve en un interrogatorio de nueve horas corridas —dice y baja la mirada—, fueron agresivos, créeme, no fue lo más lindo que me ha pasado.

Ladeo la cabeza.

—¿Y qué pasó con esa chica que no te recuerda? —así es, sí ella no lo escupe, yo seré directa.

Heyde suspira, sus mejillas se ponen coloradas.

—No me recuerda y ya —zanja.

—¿No te recuerda sólo a ti? —indago en busca de que se suelte.

—Así es, no me recuerda, me borró de su existencia, ¿sabes qué es lo peor?

Tomo del batido que me pidió y niego ante su pregunta.

—Que yo no puedo hacer lo mismo con ella —dice y eso me pega, como sí fuera una indirecta—, y tengo que verla y hacerme la desinteresada, tratándola como a una desconocida.

Oh, pobrecita.

—¿Y por qué no intentas decirle por un apodo o comentarle de una anécdota que tengan? —propongo al sentirme mal.

Heyde sonríe, se le marca un hoyuelo.

—Esa es una buena idea —afirma para luego recostar la mejilla en la palma de su mano—, ella me tenía un apodo, me solía decir «Chica pollo», porque una vez con sus hermanos fuimos a una tienda y mi mamá me obligó a disfrazarme de pollo —rememora y su sonrisa llega hasta sus ojos, haciéndolos brillar.

Maldición, ella es muy linda.

—Oh, chica pollo, es un apodo inusual, estoy segurísima de que recordará algo —le regalo la sonrisa más honesta que tengo.

Su expresión se apaga y baja la mirada.

—Sí... sería una estúpida de no darse cuenta.

•°|•^|

Nota de autora:

Esta foto fue del el mismo día que la del cap tres, sólo que esto fue cuando llegué a mi hogar, ¿verdad que se veía muy bonito?

En fin, espero estés pasando un lindo día/noche/tarde.

Con mucho amor: Rosie.

Entre Marzo Y Agosto✨ [TERMINADA]Where stories live. Discover now