Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
~•~•~•~•~•~•~•~•~༒︎•~•~•~•~•~•~•~•~•
El chico vagaba tranquilamente por las calles, pensando en lo que iba a hacer para sobrevivir, ahora que casi no había carne fresca abandonada.
Hasta que vió a un montón de muertos vivientes reunidos.
Era una horda más grande de lo normal, y al parecer se dirigían a un mismo punto.
Una bella casa hasta el fondo.
El chico la reconoció, era la casa de su loco vecino, quien años atrás fue su profesor de Ciencias Naturales.
“Creo que su nombre era Dave, me pregunto qué pasó con él...”
Decidió ir con ellos por curiosidad.
Cuando llegó, le sorprendió ver a los zombis organizados en un gran grupo, detrás de una valla de madera y cercas eléctricas, gruñéndose como animales rabiosos entre ellos.
Todos estaban discutiendo acerca del ataque hacia esa casa. Que extraño, era la primera vez que los veía organizarse, ¿tan importante para ellos era esa vivienda?
El chico se acercó un poco al grupo de individuos, tratando de ir con ellos para saber un poco más acerca del asunto.
Sin embargo, los zombis le gruñeron para que se fuera, mientras unos "cubiliteros" le bloqueaban el camino para que no pudiera seguir avanzando.
Confundido, y algo ofendido por lo anterior; el menor se posicionaba detrás de aquellos muertos vivientes para saber lo que ocurría. No lo culpen, el chico era curioso por naturaleza.
Aquel zombi sin nombre no podía participar en el ataque porque era demasiado débil, pero al menos se quedaría a observar.
En una de esas tiene suerte, y hasta puede arrebatarle el cadáver a un zombie para poder comer.
Pasaron los minutos, y después de una eterna espera, el comandante de la horda dió la indicación.
Una bandera roja se alzó.
El sujeto gruñó con las fuerza que le quedaban, llamando la atención de todos. Un par de desafortunados zombies fueron rápidamente aniquilados por unos proyectiles de bala y un extraño humo de tonos morados.
El chico quedó fascinado a ver la coordinación y ataques que hacían los zombis, pero aterrado a la vez al ver lo poderoso que eran esos humanos.
“Espera, esto me recuerda algo...”
El zombi poco a poco se acercó hasta donde estaba el campo de batalla. No le importa que lo terminen regañando o lo corran los demás, su curiosidad por esos humanos podía más.
“Aquel humo... Me resulta familiar...”
Pasando por el jardín, poco a poco se dio cuenta de que, efectivamente, esa casa era de su profesor... O bueno, parecía que ya no.
