Sin piezas débiles no tienen como joderte. La soledad de alguien que ya perdió todo es temida porque si tiene un objetivo no se va a detener a pensar en nada ni va a ser retrasado en su camino.

__ Dije que camines. - señalo el pasillo.

__ No voy a ir contigo a ningún lado. - alega con frialdad. - Lo único que nos unía, lo mataste y si te tengo cerca no voy a descansar hasta cobrar eso.

Su promesa en lugar de temerla o querer alejarla solo me da el impulso de ir por ella. Lucha estrellando sus puños en mi espalda cuando me la lanzo al hombro.

Está furiosa. Eso me sirve. Es lo que me gusta en ella. La facilidad con la cual puedo leer su actuar antes que lo haga.

__ No quiero estar cerca de tí. Nunca nada bueno sale de eso. - exclama. - Lo roto esta vez no puede ser reparado. Dañas todo lo que tocas. Destruyes porque el maldito orgullo no te da para amar. - saca su enojo. - Eres un infeliz que ama hacer mierda a todos.

__ Lo más curioso es que así me amas. - dos hombres la sostienen a la fuerza cuando la subo a la camioneta. - Dos esposas. - es fuerte pero lo soy más. - Llorar no será nunca una solución. Te dije que era mejor que estuviera muerto, y eso hice. Ahora no me vengas con que no aviso antes de hacer las cosas.

Me traen lo que pido. Colocando una en cada muñeca para ponerlas a una distancia que no pueda alcanzar una mano de la otra. Necesito de otros dos para detener su lucha ya que la furia que suelta contra todos deja a uno con la nariz rota, otro con una marca roja en el ojo y yo con sus uñas enterradas en la piel que logró alcanzar.

__ ¡Suéltame! - se jalonea a medida que el auto avanza. La calle solitaria por la cual nos desplazamos es perfecta para no llamar la atención. Nadie nos ve y por ello me dedico a ver el periódico con noticias de devastadores escenarios en diversas partes del mundo.

Ataques en Hungría. Barcos hundidos luego de estallar en Alemania. Italianos aterrados después de edificios cayendo sin motivo aparente. Esto es de lo que habló Eve, nadie se salva porque no solo se trata de una organización pequeña, es algo más grande ante los ojos de cualquiera.

Pero de todos ellos mi objetivo está a uno. Uno que tiene aliados y de nada le van a servir porque mientras él cuenta con miles, yo tengo algo que le hace falta. Contactos reales. Unos que no abandonan.

__ Bien, ahora suéltame. - Sofía estira sus brazos en mi dirección. De reojo observo sus muñecas y salgo del vehículo dejándola adentro. - Donovan.

Sigo ignorando su escándalo. No puede mantener la calma un segundo si no controla todo.

__¡Donovan, te estoy hablando! - me alcanza. - su golpe en la espalda me hace girar para tomarla de sus esposas. - Suéltame. Animal.

__ Y en esa versión te gusta tenerme. - tiro de la cadena. No tengo paciencia para sus arranques. No piensa. No deduce y parece que el cerebro se le fundió todo este tiempo.

Fui quién recibió dos balazos. A ella la tuvieron que sedar para que dejara de luchar por salir enmedio de su histeria. Pero en este instante, me doy cuenta que aún le faltan días para calmarse.

Jodida vida.

__ ¿Para que me quieres aquí? No te soporto, Dragón. Sabes que nada me detendrá para irme de este lugar. - a tropezones la sostengo a mi lado. - Acabaste conmigo. Felicidades. Venganza culminada.

La dirijo por un pasillo. Sigo las escaleras mientras sigue hablando estupidez tras estupidez.

__ Ahora puedes mofarte ante todos de haber cumplido tu amenaza. - abro una puerta donde me meto con ella. Saco la llave con la cual la libero de una mano. - Todo lo que siempre quisiste, lo tienes. Soy el atraso que nunca te gustó tener y ahora no quiere estar cerca tuyo.

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