─Muchos han de saber lo que ha sucedido en el último mes ─musitó Aerys. Su voz sonaba diferente. Tywin frunció el ceño─, los rumores que han corrido, las rebeliones que se han comenzado y acabado. La llegada de mi hija ─todos la observaron, Maegelle mostró una sonrisa sin dientes y todos asintieron en su dirección, saludándola─. Mi primogénito, Rhaegar, desea contraer matrimonio con una Stark del Norte.

Muchas doncellas voltearon a ver a Lyanna con cierto desconcierto. Cersei Lannister observó a su padre como si acabara de escuchar la mayor locura nunca antes dicha. Habría aceptado que se case con Maegelle, después de todo, entendía sobre las tradiciones; pero que sea con una Stark, una aburrida Stark, eso no lo aceptaba.

─He decidido honrar los deseos de mi hijo y permitiré que su mano sea unida a la de Lyanna Stark ─musitó, Rhaegar observó a Maegelle, quién le sonrió de manera amable intentando que deje de preocuparse─. En siete días, contraerán matrimonio bajo la mirada de los Dioses y recibirán de obsequio un barco para partir hacia dónde deseen.

Rhaegar lo observó confundido. ¿Partir a dónde?

─Por las múltiples decepciones que mi hijo ha causado, he decidido nombrar a un nuevo heredero.

La sorpresa de todos fue visible, Robert observó a Maegelle, preguntándole con la mirada si era ella de quién se trataba. Ella no lo volteó a ver, mantuvo su mirada en el suelo, se sentía culpable y era absurdo el sentimiento de no merecer el trono, sumándole que consideraba que Rhaegar se enojaría con ella.

─Mae... ¿de qué habla padre?

─A la media tarde, todos ustedes jurarán lealtad hacia mi hija, Maegelle Targaryen, mi nueva heredera ─todos voltearon a verla una vez más, con sorpresa─, y pobre de los que decidan alzarse en su contra.

Rhaegar miraba a Maegelle, sin embargo, ella no fue capaz de devolverle la mirada. Su padre sin decir nada más, y con todos bajando su cabeza cuando él se alzó del Trono, dejó el gran salón para que luego ella realice la misma acción, incapaz de soportar la mirada de su hermano, ni mucho menos las curiosas miradas de los demás Señores que debían de estar pensando en un sinfín de conspiraciones que ella debió realizar para quitar al mayor de los Targaryen de la línea de succesión. 

─¿Tenías idea de qué iba a suceder eso? ─preguntó Lyanna, acercándose al príncipe. A todos les tomó por sorpresa la noticia, nunca habían considerado que fuera capaz de algo semejante.

─No ─musitó Rhaegar, mientras intentaba poner en orden sus pensamientos─, pero habría sido extraño que mi padre te acepte sin más.

─Así que, un príncipe sin corona. ¿Qué te hace eso ahora? ─Brandon Stark preguntó, acercándose a él─. Si debo ser honesto, me siento más seguro al saber que Maegelle ascenderá al Trono. Ha demostrado ser más inteligente que tú, después de todo.

Rhaegar no reaccionó ante la provocación, necesitaba poder conversar con Maegelle y preguntarle cómo se encontraba. Era una sensación extraña, no sentía enfado, mucho menos alivio, pensaba en las circunstancias que llevaron hasta ese momento. Mientras más lo pensaba, más se convencía de algo que había rondado su mente desde el onomástico doce de su hermana.

─Debo hablar con mi hermana, con vuestro permiso ─musitó, y sin decir algo más, los dejó a solas. Robert observó hacia dónde se dirigía Rhaegar, y sintió una presión contra su pecho que le hizo dificultoso respirar, nuevamente, perdía a la única mujer por la que llegó a sentir algo. La observó entonces, Lyanna estaba hablando con Brandon y Ned, y algo dentro de él se rompió un poco más. Con un último suspiro, abandonó la sala del trono.

call of silence.       robert's rebellionWhere stories live. Discover now