Una vez consiente de dónde se encontraba, comenzó a toser.

Primero fue una tos seca parecida a cuando el polvo entra por la garganta, en un punto la baba comenzó a acumularse al intentar expulsar el objeto extraño. La intensidad de la tos subió gradualmente hasta intervenir su estómago, el ardor en sus pulmones se volvió insoportable, las lágrimas formaron ríos que nublaron su vista.

Escupía al tener la oportunidad para impedir ahogarse, mientras los mocos también escurrieron por su rostro y los sollozos se confundían con las ahora arcadas a medida que sentía una piedra subir por su garganta.

De rodillas en el suelo, lo único que le impidió estamparse con la tierra fueron las manos del niño que lo acompañó en todo ese viaje, creyó escuchar frases de aliento en medio de su desesperación y del tintineo del cascabel.

Su sufrimiento terminó cuando el objeto dorado cayó al suelo entre las flores y el pasto.

Mareado, se apoyó en el niño arrodillado, agradecido con él por los suaves círculos que hizo en su espalda para calmarlo.

Al volver su respiración a un ritmo tranquilo, sin importarle ser ensuciado con las secreciones, el niño lo abrazó. Qinghua, sabía era momento de la despedida.

La tristeza lo invadió, se sintió tan solo como al inicio de esos sueños extraños, sólo que esta vez ya no tendría a nadie que lo buscara. Los nudos en su garganta se apretaron más y más al sentir cómo el niño se separó para verlo a la cara.

—No importa el tiempo que pase, volveremos a vernos.

— ¿Lo prometes? —dijo con la voz lastimada por su esfuerzo anterior y la pena atorada.

El niño, tomó el rostro de Qinghua, le regaló una pequeña sonrisa antes de depositar un beso en su frente.

—Lo prometo, solo cuídalo hasta que nos encontremos de nuevo —entre sus manos, Qinghua sintió el cascabel que sonó una última vez antes de terminar con el sueño.

Al abrir los ojos se encontró con la habitación vacía, su respiración entrecortada junto a lágrimas secas en su rostro y la nariz congestionada le hizo saber que lloró bastante antes de regresar al mundo real.

Una parte de él se alegró de que Mobei no estuviera ahí, tenía por costumbre esperarlo mientras apoyaba su cabeza en su lado de la cama (la primera vez casi le da un infarto), no quería que lo viera en ese estado tan lamentable, sin embargo necesitaba consuelo, ¿qué no los esposos también son para eso?

Decidido a engancharse al cuello de su marido después de lavarse la cara, tomó impulso para sentarse, al hacer presión con sus manos fue cuando sintió algo extraño en su mano izquierda.

Curioso abrió su puño, donde encontró un cascabel idéntico al de su sueño.

El tono amarillo era tan cálido como lo recordaba, pese a la poca luz en la habitación irradiaba un brillo casi sobrenatural, a Qinghua le recordaba a las estrellas. Sería el sol de no ser debido al frío constante, por más tiempo que pasara en su palma seguía helado sin llegar a lastimarlo.

Como última prueba para saber si era real agitó el cascabel, de él surgió el mismo sonido limpio y alegre que lo llamó por tanto tiempo durante sus sueños.

«Debo decirle a Mobei», fue lo que concluyó.

Guardó el cascabel en el bolsillo izquierdo de su pantalonera, en su mente solo estaba la idea de encontrar a Mobei...sin embargo no lo localizó, visitó cada habitación hasta tres veces sin encontrar nada. A nada de caer en el pánico de tal vez hallarse todavía en un sueño del que no tenía idea cómo escapar notó por fin una nota en la barra de la cocina.

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2023 ⏰

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