Fred Weasley

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El curso había empezado con Dolores Umbridge y lo estábamos pasando realmente mal, tuvimos que aprender por nosotros solos a defendernos, ya que ella se negaba a enseñarnos con nuestras varitas, decía que no era necesario aprender por qué afuera no nos guardaba ninguna batalla y ningún señor oscuro, pero nosotros eso sabíamos que no era cierto.
Había demasiadas prohibiciones, una de ellas es que los chicos y las chicas no podían estar muy juntos y eso a Fred y a mí nos mataba, ¿Que teníamos Fred y yo?, Éramos novios, pero no solo es eso, es mi mejor amigo, he encontrado a mi persona, lo tenía todo que una podía desear, como todas las parejas teníamos nuestras peleas, pero no duraban más de dos días, ya que no podíamos vivir el uno sin el otro.
Estábamos en diferentes casas y era más difícil a la hora de querer intimar, sobre todo por qué el sapo de color rosa había quitado los cuadros y no teníamos nuestra intimidad, esto estaba siendo un infierno. Nosotros buscábamos una escusa para poder vernos y la biblioteca era una de ellas, bueno yo normalmente estoy allí, Fred no, pero en este momento colaba, ya que teníamos que hacer un trabajo juntos.

Estaba esperando a mi novio mientras hacía parte del trabajo hasta que sentí unas manos en mis ojos, sé quién era, era obvio, me susurro en el oído

-Sígueme… - dijo él con la voz ronca.

Me quito la mano de los ojos y lo miré a sus ojos, me decían muchas cosas, los tenían un poco más oscuros de lo normal, sonreía con picardía, Dios ¡como me gustaba!

No dude en levantarme, me levanté despacio y sin hacer ruido, sin mirar a nadie y tampoco había mucha gente, ya que estaban en clase, me agarró la mano y me llevo por la sección prohibida de la biblioteca, nadie nos vio, espero que el sapo no venga.

Cuando ya había llegado a la parte más atrás de la sección prohibida, nos abrazamos eso lo primero que hicimos le dije lo mucho que le había echado de menos que no me servían solo verlo a distancia que quería tenerlo cerca él sonrió y me besó, el beso estaba lleno de amor, pero no solo eso teníamos las hormonas alboradas y queríamos más, empezó a ser más apasionados, le mordí el labio sabía lo mucho que a él le gustaba que lo hiciera, pronto sus besos bajaron por mi cuello dejándome alguna marca, poco después, continuación mi clavícula, yo me dejaba hacer mientras acariciaba su pelo, me dejaba llevar por sus besos y caricias, sus manos estaban en mis caderas, pero mientras sus besos volvían a mi boca, el bajo sus manos a mi trasero y empujó mi cuerpo para pegarlo al suyo, note un bulto aún no muy grande me hizo jadear, ya que hizo fricción, nuestros cuerpos, nuestro sexo rozaban hacia fricción eso siempre ha sido muy excitante, poco tiempo después empezamos a desabrochar nuestras camisas, el tener el pecho descubierto lo acaricie, me encantaba hacerlo y a él también nuestra piel cuando se acariciaba o rozaba se erizaba y en este caso no era excepción, le di pequeños besos en su pecho bajando por su abdomen él se dejaban y cuando llegue a la parte del pantalón subí y le miré su mirada estaba más oscura estaba excitado, yo también.

Le desabroché el pantalón mientras lo besaba, mi mano jugó con el elástico del pantalón, sonreí traviesa, era una locura lo que estábamos haciendo aquí y ahora, pero me daba lo mismo, yo quería hacerlo y él también, él no se quedó atrás, acariciando mis caderas con suavidad, su mano baja por debajo de mi falda para tocar mi clítoris apartó mis bragas metió sus dedos y lo hizo despacio, yo mordía mis labios para no soltar un gemido, no era en plan hacerlo fuerte, ya que nos pillan y directamente nos expulsan y no sería bueno.

Metí mi mano por su pantalón y empecé a acariciar a su miembro, no era precisamente pequeño, nos dábamos placer mientras nuestros besos se volvían más fogosos, más excitantes, empezamos a mover nuestras manos de más lento a más rápido, intentamos callar nuestro gemido, pero resultaba difícil, me gustaba escucharlo gemir, era una de las cosas que más me excitaba de él, cuando estábamos a punto de llegar paramos aunque eso frustraba.

Para hacerlo más cómodo él se bajó los pantalones y yo me quite mi ropa interior de abajo, me levanto despacio y enrolle mis piernas en su cadera, mientras nos besamos había caricias, amor, no solo sexo, nos habíamos extrañado, no era el sitio más indicado, pero que ¿podíamos hacer?, Dirás hay más sitios, pues sí, pero es donde estábamos ahora.

Nos estábamos besando, pero lo rompí cuando lo metió de golpe, sentía como me llenaba por completo, nos volvimos hacer uno después de un tiempo y empezó a moverse lento, pero duro, empecé a gemir excitada aunque intentaba callarme, a él siempre le excitaba mucho que gimiera en su oído así que lo hice, por unos instantes me olvidé de Umbridge, me olvidé de las prohibiciones, me olvidé lo que se avecinaba, estaba con el amor de mi vida y él me hacía estar a tres metros sobre el cielo.
Empezó a hacerlo más rápido, pero también duro, le dejé marcas en su cuello y pecho me aferré a él más para sentirlo más, me apretaba alrededor de su miembro y él lo hacía más lento y duro, sentía que dentro de poco llegaría y él también así que empezó a hacerlo duro y rápido, ya no podía callarme los gemidos salían solos, mi cuerpo reaccionaba a sus caricias, sus besos, embestidas, era increíble lo que me hacía sentir este chico poco tiempo después los dos llegamos a la vez, mi cuerpo tembló al llegar al órganos, el al notarlo me abrazo con más fuerza, sentía que si me soltaba me iría directa al suelo.

Estuvimos un rato así hasta que nos decidimos separar, nos dimos un beso sonriendo y nos empezamos a vestir, nos agarramos de la mano y salimos con cuidado de la sección prohibida, mis cosas aún estaban allí en la mesa así que las recogimos y nos fuimos de allí, había sido muy excitante nuestro encuentro, nos metimos en la sala de menesteres que allí promociona todo lo que tú quieras, cuando me di cuna ducha y cambie nos tumbamos en la cama que tenía la sala de menesteres, nos dimos mimos hasta que nos dormimos.

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