Capítulo VIII: Asfixiante

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Un par de horas antes


Nadie sabía a ciencia cierta qué era lo que había sucedido, ¿Quizás las tácticas del equipo? ¿Falta de comunicación? ¿O error de los pilotos? Pero el Gran Premio había sido un fiasco para Ferrari, de alguna manera todo se salió del control y ambos monoplazas terminaron saliendo de la zona de puntos.

Y a estas instancias no se sabía si era peor eso o abandonar la carrera, pero Charles Leclerc hubiese preferido más lo segundo, en vez de pasar largos minutos de angustia y enojo, con su escudería, e incluso, con Carlos Sainz.

Una vez se dio por terminada la carrera, ambos pilotos regresaron al garage que compartían, el conjunto de ingenieros y mecánicos que siempre los acompañaban lucían consternados, incluso el jefe de equipo se encontraba así; había una especie de tensión en el lugar que tornaba el ambiente muy incómodo y la cosa empeoró una vez Carlos llegó al lugar y Charles se le acercó.

— ¿Qué fue lo que hiciste? —el monegasco tenía el ceño fruncido y sus ojos brillosos miraron al otro hombre fijamente.

Repentinamente Sainz frunció el ceño.

— ¿De qué hablas?

— ¿No sabes dar un espacio? —intervino nuevamente el de Mónaco, como recriminando al hombre que tenía en frente.

—No podía moverme mucho, el espacio era angosto, tenía a Hamilton encima y estábamos en una curva, Charles —explicó serenamente aún confundido ante la manera en que Leclerc le hablaba.

Los ojos verdosos del chico de Mónaco brillaban, pero no porque tenía al español de frente, sino porque se encontraba totalmente enojado con él. Durante la carrera, Carlos no le cedió el paso para ganar posiciones y rozó su coche con Charles, provocando un pequeño daño, que no llegó a mayores.

Sin embargo, ese suceso hizo que Charles perdiera mucho tiempo y una mejor posición en la tabla.

—Siempre te ayudo, pero en esa situación era muy difícil, si hubieses esperado un rato yo...

— ¿Esperar? —Leclerc no lo dejó terminar —. ¿Por qué tenía que haber esperado?

—Para poder quitarme a Lewis de encima y estar en una mejor zona del circuito, para dejarte pasar.

—Querías ir por delante mío, ¿No?

Carlos negó con lentitud.

Sentía cómo el sudor descendía sobre su frente a chorros, sus manos empezaron a moverse con angustia y fue envuelto por una extraña sensación por lo incómoda y tensa que era la situación con Charles en ese momento; era extraño, se sentía extraño, no sabía qué hacer o como más reaccionar, poco a poco fue consumido por la frustración, era como si se estuviese asfixiando, era una extraña sensación que por poco y le provoca náuseas, su corazón latía de manera rápida por la ansiedad e indignación que sentía internamente, sentía que no podía respirar con normalidad, pero aún así, se mantuvo de pie, como si nada sucediese, frente a Charles.

—No, Leclerc —atinó a decir, con demasiada seriedad como para estar hablando con el hombre que amaba.

El monegasco abrió sus ojos más que de costumbre tras escucharlo en ese tono y parpadeó con rapidez, movió su cuerpo de un lado a otro levemente, hasta que se quedó firme y apretó sus puños.

—Yo sabía...sabía que no podía confiar en ti, ni en nadie —empezó a hablar exasperado, elevando el tono de voz y llevando sus manos hasta su cabello, tirando de este con fuerza —. Soy un idiota, de nuevo. Todo esto me pasa por confiar en alguien más.

Carlos frunció el ceño ante aquellas palabras y cuando abrió la boca dispuesto a decir algo, fue interrumpido.

—No sé porqué soy tan ingenuo con las personas solo porque me dan un mínimo de atención —de nuevo habló Charles —. Sé que para ti solo soy un idiota fácil de manipular o utilizar para tu beneficio...Verdaderamente siempre me ven de esa manera, así que no me sorprende.

— ¿Yo te doy el mínimo de atención? ¿De verdad dices eso solo por lo que sucedió en una carrera? Mira, sé que te cuesta confiar en la gente, pero no es mi culpa que te hayan dado la estrategia en un momento inoportuno, Charles. Di todo lo que quieras sobre mí, si eso te hace sentir mejor, pero eso sí, nunca digas que te doy el mínimo de atención, que te veo como un idiota o que te utilizo, porque las cosas no son así.

Leclerc se quedó sin palabras al escuchar a Carlos hablar de manera tan directa, además de seria y finalmente pudo reflexionar, había abierto la boca mucho antes de siquiera pensar lo que iba a decir, sin tener en cuenta lo que aquello podía llegar a generar.

Las personas a los alrededores miraban a los pilotos con atención, nadie hizo ni el más mínimo intento de intervenir para calmar las aguas o impedir que se dijesen cosas para lastimarse.

—Y gracias por decirme lo que realmente piensas sobre mí, lo tomaré en cuenta —de nuevo intervino el español, esta vez su mirada y la expresión plantada en su rostro habían cambiado por completo, lucía abatido y cansado.

Charles estiró sus manos para sujetar el brazo de Carlos, pero fue demasiado tarde porque el español se había alejado por completo de él, saliendo del garage de Ferrari; ni el mismo sabía bien si estaba escapando de la situación tan bochornosa o de las palabras hirientes de Charles.

Pero, a su parecer, lo mejor que podía hacer en ese momento, era irse de ahí.

Lo sucedido en la carrera, más el estrés y la frustración, sumado a lo que había pasado con Charles, era suficiente como para hacerle tocar fondo y preguntarse, después de mucho tiempo, qué era lo que estaba haciendo con su vida.

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Charles bello por fin tuvo un podio en una carrera de este año y Checo ganó, mi corazón de fan de la F1 no pudo haber estado más feliz este fin de semana.

En fin, se viene la parte angst de este fanfic, porque me gusta hacer sufrir a todos <3

Gracias por la espera y leer, les quiero.

Lucky Where stories live. Discover now