Mis sueños son raros, no lo creía al principio, obviamente, pero conversando con las demás personas, estas me dijeron lo raro que era recordar cada detalle y que distinguiera sensaciones, yo pensaba que todo el mundo soñaba y que todo este mundo podía recordar los personajes que salían en su mente. Tanta fue mi sorpresa al enterarme de esta extraña capacidad que llegué a pensar que me teletransportaba a otro mundo, uno donde podía saber lo que pasaría, aún sin poder controlarlo.
Anoche, mientras sabía que dormía, Osore, host de mis sueños, me llevó a un lugar nuevo como siempre lo a hecho, el me acompaña siempre y conversamos de muchas cosas; muchas veces me aconseja en mi vida sentimental, es mi mejor amigo al que veo solo de noche, el lugar donde me llevó era menos colorido que los anteriores, tenía vegetación y animales, pero todos arrecian tristes y cansados, pensé que era un reflejo de cómo era mi vida, y la verdad si lo sentía así, Osore me agarró de la mano, pude sentir su calor, como siempre, este me llevó hacía una cueva que al contrario de la realidad su interior se veía más iluminado que afuera, dentro estaban mis padres, mi mejor amiga y mi novio con sus amigos, todos en una fiesta que yo organicé anunciando mi compromiso, "yo recuerdo esto" pensé, era la fiesta de inauguración de mi nueva casa, uno de mis mejores día estos de estos últimos meses, Osore sin soltarme la mano dijo:
-Creo que deberías irte, se está poniendo peligroso allá afuera- señaló al exterior de la cueva y se veía que un fuerte viento levantaba a los animales más débiles
-¿Dónde vamos ahora? - Pregunté, se dio la vuelta y me miró con los ojos llorosos, pero alegres en el fondo, como si estuviera orgulloso de algo propio
-Emmm...-dijo haciendo una pausa- esta va a ser la última noche que nos veamos, yo ya no te puedo seguir ocultando de tu realidad, tienes que vivir, ya estás lista para lo que venga, yo me quedaré a acá a observar lo que haces-
- ¿Por qué no puedo volver? -
-Porque si vuelves aquí no volverás a despertar y ya sabes que este lugar tiene caras mas feas de las que están protegidas por leyes naturales como en tu mundo, acá todo es impredecible-
-Pero ¿por qué no vienes tú a mi mundo? -sé que mi petición era absurda, aun así esperaba que la aceptara
-No puedo, y lo sabes-
-Es que no entiendo ¿por qué no puedo volver como en las otras noches? -
-Porque este lugar no es donde perteneces-
- ¿Y si la tormenta te lleva? yo que hago si la tormenta me lleva-
-No te preocupes, estaremos bien, yo me ocultaré y si en algún momento me necesitas con urgencia, allí estaré, pero debes saber que si me llamaras tu no saldrás más-
- Trataré de no llamarte- dije llorando
Él asintió fuertemente.
-¡Tú puedes!-
Osore me abrazo, su calor se sintió sobre mi pecho y sus brazos rodearon mi espalda, yo respondí poniendo mis manos sobre la suya y acariciando su cabello negro, refugié mi cabeza en su hombro y él hizo lo mismo en el mío, llorábamos y mis piernas junto con las de él se debilitaron y cayeron sobre el suelo de tierra compactada.
De pronto un golpeteo suave que sentí en el hombro izquierdo hizo que se rompiera el hechizo del abrazo, miré y era una mujer a la cual no reconocía su cara, estaba borrosa.
-Vamos- dijo
De pronto empecé a tener frío, frío en mi pecho, en mi espalda, en mi hombro, Osore había desaparecido, me paré tranquilamente y seguí a la mujer.
-¿Cómo te sientes? -preguntó. y me desperté.
Estaba sentada en el sillón rojizo y desteñido en una casa que no reconocía con lágrimas en los ojos y al frente mío la mujer que estaba en mi sueño
-¿Qué hago aquí?-
- Tranquila, este es un consultorio, estaba hablando con Osore recién ¿Quién eres tú?- ¿Osore?, pero si no puede venir a mi mundo
-Soy Paura, ¿usted quién es?-
-Soy tu psicóloga, o bueno de Osore, él pidió que hablara contigo, esta es nuestra décimo quinta sesión-
-No entiendo nada, yo debería estar en mi cama durmiendo-
-Esta bien, esta bien calma, déjame explicarte...-.
