Las horas transcurrían de una forma más lenta que la normal, no era por el cambio de horario y Akutagawa lo sabía solo habían pasado diez minutos y él no soportaba escuchar a Jinko hablar muy alegre con Kyoka por el teléfono.

—¡Kyoka-Chan!... La cuidad es tan hermosa aunque hace mucho frío, pero es maravillosa— Expresó muy emocionado Atsushi.

Se escucho un ligero silencio, era evidente que la adolescente le estaba diciendo algo no tan agradable para el albino.

—Sí, no ha pasado nada aún está en pie nuestra tregua... ¿Umm Akutagawa? por ahora luce tranquilo — Dijo Atsushi mirando hacia el pelinegro quien frunció el ceño muy molesto volteando la cara y evitar ver al albino.

Atsushi volvió a hablar con Kyoka ignorando al perro rabioso de la port mafia que se encontraba furioso sentado al borde de su cama como si de una escultura se tratara, ya que no se movia.

Akutagawa se sentía ansioso, era su primera misión donde él era la presa y no el cazador, aún con la promesa de no matar él se las arreglaba, daba siempre el primer paso y por más que su antiguo mentor le decía que usará un poco más su cerebro, el perro rabioso apretó el puño tan fuerte que sus uñas se clavaron en su palma y solo pudo suspirar.

El pelinegro su puso de pie y se acercó hacia la ventana para observar mejor el panorama a través de ella, por su parte Atsushi aún conversando por el teléfono presto atención al pálido de espaldas.

Su contextura delgada solo mostraba una fina tela cubriéndolo sin usar su característico abrigo negro y cualquiera que lo viera pensaría que no mataría ni una mosca, lo cual es todo lo contrario el mafioso tenía una larga lista de homicidios.

El pálido dejó escuchar una risa bastante amarga al recodar a otro miembro de la mafia que no mataba, era irónico que le haya quitado valor cuando él hacía prácticamente lo mismo y mientras pensaba en eso apretaba más el puño haciendo que su mano sangraba mucho, llamando la atención de Atsushi.

—Kyoka-Chan.. — Artículo Atsushi interrumpiendo a la menor quien contaba con entusiasmo una anécdota que tuvo con Kenji Miyazawa.

—Tengo que irme... todo saldrá bien no hay de que preocuparse, Akutagawa y yo capturaremos a ese usuario — Anunció el albino muy seguro.

Esta misión no era nueva para él, había luchado antes junto al pelinegro y podría decirse que confiaba en el poder de Akutagawa, ya que a pesar de no estar bajo la influencia de la habilidad del presidente él conocía y controlaba perfectamente su habilidad, es más se sorprendió cuando lo vio sin su abrigo negro.

Akutagawa Ryunosuke era uno de los usuarios de habilidad que más control tenía de su poder y eso se demostraba en las miles de técnicas que usaba al momento de luchar y la que más impresionaba al albino era la armadura demoníaca.

—¿Akutagawa?...

Atsushi paso a través del gran agujero en la pared hacia la habitación del pálido quien seguía inmerso mirando a través de la ventana.

—¿Estás bie..— El albino fue sorprendido por Rashoumon quien tenía un peculiar color blanco gracias a la camisa que usaba ahora Akutagawa.

—¡Aléjate Jinko! — Exclamó furioso hacia Atsushi.

El pelinegro hervía en rabia, y la fuerza que ejercía en el cuello de Atsushi era abismal haciendo olvidar al albino que tenía la capacidad de convertirse en un tigre o solamente él no quería pelear más contra Akutagawa, su compañero.

—Es-tas sangrando..

—¡No te importa! — Dijo mientras se acercaba al albino y lo soltaba.

Atsushi empezó a toser y poco a poco fue recuperándose para hablar.

Calmaré tus pesadillas (Shin Soukoku) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora