Capítulo 1

11 0 0
                                    


                                                                         Jim

El verano llegaba a su fin, la casa de mis abuelos volvía a quedarse vacía, mis primos y hermanos ya se habían ido y se podía respirar por primera vez en dos meses y medio una tranquilidad y un silencio sepulcral. Eran las ocho de la mañana y yo estaba en pie para salir por última vez a correr a la playa, suelo correr todos los días, me ayuda a despejarme, cuando corro nada más importa. Llegué a la pequeña cala rodeada de montañas, ese día apenas había olas y el agua había tomado un color celeste, no parecía Cantabria, es como si supiese que me iba y se quería despedir de mí. No me había llevado el bañador, pero aproveché la tranquilidad de la mañana y me metí al agua en ropa de deporte y me puse en camino a casa de nuevo antes de que se despertase mi tía y notase que me había ido. Saliendo de la cala me choqué contra Carlos, mi mejor amigo de Cantabria, lo hacemos todo "hand to hand", siempre nos cruzamos, él va a hacer surf y yo vuelvo de mi corrida matutina, Carlos se iba también hoy al país Vasco y probablemente no nos volveríamos a ver hasta el año siguiente. Le abracé muy fuerte, no quería irme sin él, el día anterior lo habíamos pasado entero en la playa para despedirnos todo el grupo, muchos ya se habían ido, pero los que quedábamos. Terminamos con una hoguera preciosa comiendo nubes, y con un último baño nocturno, pero eso ya se había acabado, tocaba volver a la rutina, a lo mismo de siempre.

Llegué a casa, estaba todo listo para irnos, mi tía había preparado un desayuno en el jardín mirando al océano, antes de desayunar revisé el mail y me di cuenta de que me habían aceptado en el programa interno al que había aplicado antes de verano, como apliqué tarde tenía toda esperanza perdida y jamás imaginé que al final saldría. Se trataba de un internado en California, en USA, es un internado para deportistas. Al parecer una surfista se había dado de baja porque se lesionó la temporada pasada y necesitaba reposar y se había abierto una vacante y yo era el perfil que buscaban. Muy emocionada se lo conté a mis tías y después llamé a mi madre, el internado me aceptaba con Beca completa, así que solo tendría que pagar el avión. Mi madre, muy contenta, accedió a dejarme ir mis dos últimos años de colegio a esta aventura tan inesperada e intrigante.

Estaba tan emocionada que no me di cuenta de que ya no estaba en Cantabria, me había ido ya para Madrid y el verano había acabado. Estuve cinco días en Madrid, despidiéndome de mi familia y amigos, haciendo las maletas y preparándome para esta innovadora experiencia con la que llevaba años soñando.

                                                                                               Liam

Último día de vacaciones, comencé a hacer las maletas para el internado. Estaba muy nervioso, después del accidente de Mery, Ross y John no habíamos vuelto a hablar ninguno de nosotros. Me había enterado por terceras personas que Mery no volvería al internado y honestamente no la culpo, yo tampoco quería volver, iba a ser muy duro volver y ver que todo sigue igual, pero en realidad ya nada volvería a ser lo mismo.

Cogí la fotografía que tenía junto a John en mi escritorio y la guardé en mi maleta. Algo me movió por dentro y tuve el valor de llamar a Ross. Cogió a unos segundos de llamar, como si hubiese estado esperando la llamada.

- ¿Ross?- pregunté

- ¡Liam! Cuánto tiempo- contestó con voz fuerte y dulce- te he echado de menos burrito.

- ¿Cómo lo llevas? Ha sido demasiado duro- dije

- Como puedo, intento no pensarlo, mañana va a ser demasiado raro, menos mal que me has llamado, perdón por no contestar a las llamadas es que han sido unos meses un poco complicados.- me contestó.

Ross estaba conduciendo cuando pasó y se siente el culpable de todo, aunque se sabe que fue el otro conductor el que cometió el grave error, un error que se llevó a John y también la inquebrantable amistad entre nuestro grupo de amigos. Ross estuvo ingresado en el hospital durante un mes y no nos dejó visitarle ni un solo día.

-¿Cómo sigues tú?- preguntó él

- Tirando como se puede, gracias a Dios sabemos que descansa en el cielo, porque si no no saldría de esta, Ross sé que te lo he dicho mil veces, pero tú no tuviste la culpa de nada, así que deja de echártela.

- Ya, pero es algo que no puedo evitar, pienso que quizás si hubiese dado la vuelta antes... no sé, nada de esto hubiese pasado. -reprochó con un tono de voz roto. Podía notar el nudo en la garganta que él estaba sintiendo en ese momento.

- Tú que ibas a saber, fue el otro conductor que iba mal, así que olvídate de todo y céntrate en este curso y en sacar lo mejor de ti.- insistí.

Colgamos tras una larga llamada de ponernos al día, Ross había estado en Cancún este verano, pero no se había podido bañar por la operación de rodilla, pero me dijo que la tenía mucho mejor y que esperaba que para el mes siguiente le quitasen las muletas y pudiese empezar a caminar.

Él es una persona muy deportista, le encanta el atletismo y el fútbol americano, así que le está costando mucho eso de reposo absoluto durante seis meses.

Ese día me fui a dormir pronto, tenía una pequeña esperanza de que todo iba a salir bien.

                                                                              Jim

Empezaban las clases en el internado, llegue a Estados Unidos en la madrugada, había sido un viaje largo, pero por fin ya había llegado, fui a coger mi equipaje y vi un cartel que ponía "bostile boarding School", ese era el mío, me dirigí directamente hacia el señor que sujetaba el cartel, era un hombre alto, de unos 45 años, delgado, con barba marrón y de aspecto atractivo, se me acercó y me ayudo con el equipaje.

- Jimena, ¿no?- preguntó sonriente

- Sí, llámeme Jim, me gusta mucho más- contesté

- ¿Se te ha hecho largo el viaje? ¿Estás nerviosa?

- Un poco la verdad, pero tenía ganas de llegar, ya quiero ver el mar y surfear las olas de California, me las han pintado muy bien.

- Son las mejores, cualquier día de estos entro contigo. Soy Belian tu tutor y profesor de literatura.

- ¡Perdón! Con los nervios se me ha olvidado preguntar, qué vergüenza de verdad, encantada. - contesté tímidamente

Antes de que me lo pudiese imaginar estábamos en el internado. No era para nada un internado antiguo, era de lo más moderno, parecía un hotel de color blanco y cristaleras enormes, mirando el océano junto al amanecer, parecía un sueño. 

JimWhere stories live. Discover now