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-¡Kii!

Fue Demi quien reaccionó antes que yo.

Su larga y tupida cola se crispó y se alejó de la alfombra de picnic.

Su boca se abrió y cerró lentamente, como si se sintiera amenazado o receloso de algo.

"¿Qué ha sido eso?"

le pregunté al cardenal Boutier. Me dedicó una pintoresca sonrisa pero no me respondió.

-Rumbles------

Una vez más, el suelo retumbó como un trueno. Todo el grupo se estremeció.

Abrí el santuario sin demora.

Un círculo de éter dorado iluminó la alfombra de picnic, expandiéndose en línea recta a voluntad de su amo.

Mi santuario tenía como mucho treinta metros de diámetro.

Era lo suficientemente grande como para protegernos a los siete que estábamos en la esterilla, así como al príncipe, a Christel y a Demi que estaban fuera.

Cómo podía hacerlo más grande, no lo sé. Lo había, pero ahora mismo no era factible.

"Masu".

Dijo sin rodeos el príncipe Cedric. Canael jadeó sorprendido.

Me levanté rápidamente de mi asiento y me puse al lado de Demi.

Miré fijamente por encima de la colina hasta que me dolieron los ojos y aparecieron unos puntos rojos.

"¿Por qué iba a estar aquí un demonio? Debe de haber un poderoso cordón alrededor del palacio------".

Abrí la boca para hablar, luego la cerré y volví a mirar al cardenal. Imposible.

"Parece que todos están un poco alterados, así que he abierto las fronteras de la cordillera durante un tiempo. Con la ayuda de los guardias, les he puesto un cebo".

"Majestad".

"Frederik ha dado su permiso, y así es como está montado el ahumadero favorito del Emperador".

Tragué en seco. Es decir.

Significaba que el Emperador y el Cardenal, cabreados porque los dos protagonistas habían destrozado la sala de ensayos interior, habían decidido dar una buena educación a su único hijo y a la preciosa hija de otra familia.

Aún así, sí, ¿traen a un demonio a las montañas detrás del palacio y hay un civil?

¿Qué pasa con sus personalidades? ¿El príncipe es así porque ambos son así?

"Como no podemos prepararnos adecuadamente para la 'Gran Exterminación de los Demonios' luchando entre nosotros, he preparado a los Demonios".

¡No digas eso como si fuera el menú del almuerzo de hoy!

-Woo Doo Doo------

"Aquí vienen".

Dijo Christel. Gotitas de agua del tamaño de un frijol surgieron de sus pies nerviosos.

Los puntos rojos en el borde del horizonte, acortando la distancia en un instante, crecieron tanto como las uñas de los dedos.

-Doo-doo-doo------

"Uno, dos, tres------".

Cuatro, cinco. Un total de cinco bestias galopaban sin obstáculos hacia aquí.

Me puse delante de la alfombra de picnic.

Formamos una formación, con el Príncipe y Christel delante y yo detrás, protegiendo al Cardenal y a su grupo.

La Historia De Huelga Del Segundo ProtagonistaWhere stories live. Discover now