7-Paginas perdidas.

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Han pasado dos días desde la llegada del señor Elliott y su pequeña hija Evangeline.

Al principio fue costoso comprender que hablaban de una niña y no de una mujer de mi edad cada vez que alguien la llamaba: " Lady Evangeline".

Los frecuentes gritos infantiles llenos de vida, los tacones bajos de las sirvientas corriendo de un lugar a otro y el olor a tarta de manzana se están convirtiendo en un dulce infierno que apenas soporto.

Esas tres cosas al principio no lograban incomodarme, pero conforme pasan las horas y las tantas meriendas a cada momento, se han convertido, en tan poco tiempo, algo agobiante.

Justo ahora me encuentro en el jardín, con un sombrero grande que me cubre lo suficiente del sol, un vestido cómodo de tela de gasa, un abanico que apenas y uso, todo a acompañado de mi mala cara apoyada sobre mi mano mientras observó a Lady Evangeline correr de un lado a otro detrás de un perro que trajeron hoy por la mañana.

Un nuevo detonador para mí migraña...

Roy se a quedado en el ático pues es incluso más intolerante aún a los ruidos fuertes, según lo que él dijo; aunque para mí, solo está evitando a el Señor Elliott.

Mi tío por su parte se ve muy sonriente con la compañía de la niña, el joven padre y su amigo. Con estos dos últimos está compartiendo una taza de té chino muy caro, mientras yo me encuentro en medio como un adorno de silla.

_Señorita, ¿usted no habla? -pregunta Elliott-

Rápidamente salgo de mis pensamientos y le sonrió. No como quien le a causado gracia sus palabras, si no más como quien yo, le han incomodado en sobremanera.

Sin embargo él no se da cuenta. Por lo tanto sigue insistiendo.

_Pense que jovencitas como usted, más allá de solo belleza, también podían desenvolverse en un habiente como éste. -dice y mis ojos viajan directo a los suyos desiguales-

_No es de mi total agrado hablar con las personas. Normalmente tampoco lo hago con frecuencia. Mi trabajo en esta mansión no es hablar con los invitados... En realidad, los invitados que regularmente frecuentan por estos lares, hablan de por de más. Yo no necesito decir ninguna palabra porque hay otras cosas mucho más importante que entablar una conversación. -y así, es como termino por ser la persona más cortante en el mundo-

Los ojos de Elliot se han abierto como dos platos. Quizás sea tan torpe que no entienda la indirecta pero tampoco se necesita que la entienda, con que deje de hablar esta de maravilla.

Sin decir nada, solo regreso a mi anterior estado, pensar en todo, en concreto nada.

A mi alrededor platican sobre política, dinero, empresas e incluso sobre la familia.

Mi vida no gira precisamente en torno de todo aquello. Realmente nací con un propósito marcado en mi desde generaciones pasadas. No soy como los demás, con vidas normales de las cuales buscan su sentido. Mi vida ya está escrita y se su final.

A mi derecha se acerca una de las sirvientas. Ese cabello dorado y esos ojos almendra son casi únicos en toda la mansión.

El delgado cuerpo de April se acerca a mi y puedo decir que me causa cierto cosquilleo en las costillas, lo cual me parece un poco extraño.

Snow Girl <Sugestión> [Parte 1]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon