En ese punto se dio cuenta de su hipocresía. Evidentemente, el tutorial o cualquier video informativo sobre el sueño no sería eficiente para ponerlo en práctica en esa misma madrugada. Tal vez, para la siguiente noche.

Souya regresó a sus canciones tristes, esas que le causaban cosquillas en la cabeza y comprensión en el corazón. Hizo de su voz un suspiro, hasta olvidar el desvelo, su cuerpo lo obligó a descansar hasta descargar por completo su celular.

Por mucho que tratara de salir de ese ciclo, no podía. Sus minutos de sueño bastaban para hundirlo más en sus pensamientos pesimistas.


Horas después, la luz natural del exterior se posó en su rostro. 

—¡Souya, levántate! ¿Qué no tienes clases?— Hakkai había invadido la habitación de Souya, topándose con todo el desorden por el suelo y los muebles.— Oye Souya, tus clases— en su rostro estaba impregnada la preocupación.

Hakkai siempre estaba más atento a las clases de su amigo que a las suyas. Se sabía su horario completo, así que interrumpía con razones el sueño de Souya.

—Te van a poner falta ahora sí— sacudió al dormilón. —Souya...— suavizó su voz. Tomó el celular ajeno para ponerlo a cargar y acomodó los audífonos en la mesita de noche.— Está bien, luego no te enojes conmigo por no avisarte— apretó los labios.

Hizo el amago de ir de vuelta a su mundo, pero no pudo. El ligero remordimiento y deseo de ayudar lo mantuvo ahí, con deseo de insistir, todavía estaban a tiempo para tomar la clase, para evitar más faltas acumuladas.

El joven estaba sudoroso, con un olor intenso no del todo agradable. Había madrugado para extender más su rutina de ejercicio, en el trayecto se le atravesaron responsabilidades. Ciertamente no era inesperado volver a casa y encontrar a Souya todavía dormido, entendió que el motivo fue que se quedó sin alarma, pero aún así, el chico se despertaba por milagros del cielo, a excepción de ese día.

—Si no te quisiera— movió con brusquedad al joven recostado, apenas logrando que abriera los ojos en blanco, como si estuviera poseído.— Hoy mismo te voy a obligar a dormir temprano— encendió la laptop de su amigo, pensando en que se lo agradecería. Tenía el permiso de ocuparla si la necesitaba— Ya son las doce, ya te perdiste dos clases— se sentó al borde de la cama, entrando al correo y a la plataforma de las clases— ¿Qué te tocaba a esta hora?— accedió al horario. Hablaba solo. 

Aplastó uno de los peluches chillones, despertando por fin al universitario.

Angry despertó como un resorte, petrificado. Llevó sus manos a la cabeza por el repentino mareo, y distinguió con horror a Hakkai sobre su cama.

—¿Hakkai, qué haces aquí?— batallaba con despegar bien sus parpados adornados de lagañas.—¿Qué hora es?

—¡Aleluya! Despertaste— no disimuló su sarcasmo.— Ya es medio día dormilón. Se te descargó el celular así que creo que no escuchaste tus alarmas.

Por la casa se escuchaba todos los días las canciones que ponía Souya para levantarse, tenía casi diez alarmas con cinco minutos de diferencia. Las ponía una hora antes de ser necesario despertar de verdad, y de todas formas se levantaba con la última.

—¡¿Cómo que medio día?!— se despabiló en un segundo.— Carajo, mis clases...— tragó en seco, la saliva no pasaba por su apretada garganta.— No, no otra vez...

Viviendo juntos|| HakkaSouजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें