Orejas

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¿Qué pasó después?

Continuación de ronroneo alfa/omega

Continuación de ronroneo alfa/omega

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Cara a cara, un enfrentamiento silencioso. Ojos azules que lo apuñalan, el labio mordido y las garras que aprietan una almohada —Siento como si me fueras a matar— Es sincero, con la fascinación en la punta de sus dedos y su marrón mirada agobiada por el corto cambio efectuado, no hay sonido alguno pero al menos puede verlo a la cara —¿Deseas hacerlo?—

—No como tal— Intenta alejar sus orejas pero es imposible, sus manos pican de ansias —Pero no puedo cambiar mi expresión—

—Si ronroneas...—

—Puede ser que te termine partiendo la mejilla— Y con eso ambos desisten, han pasado años y su único avance es el contacto visual, la terapia tomada no sirvió de mucho a su parecer y Killua lo ha aceptado, no es un no querer cambiar, simplemente es un comportamiento que aprendió desde tan chico que el vivir sin ese instinto de dominación o agresividad ante el toque es casi imposible —Siempre podemos hacer otras cosas, lo sabes— Gon bufa, claro que lo hacen pero eso no evita la envidia que tiene sobre los demás por poder escuchar el ronroneo de sus parejas. Es uno de los pocos deseos egoístas que no puede completar.

—Sí, sí— Se levanta con cuidado, odia el peso extra y la manera tan lenta que debe moverse ahora —Solo no continuo porque si llego con algún golpe a la comida, Mito me va a regañar y Leorio a ti— El albino mueve su cola esponjosa con ánimo, entiende el porqué y eso le causa una inmensa felicidad. Siempre ha intentado ser bueno con su esposo, corregir la forma en la que lo criaron, canalizó la violencia de las enseñanzas muy bien a su parecer, pero mentiría si dijera que ese embarazo no es su culpa.

Pertenencia a cuidado, obligación a acuerdo, pero la descendencia siempre fue algo que le hacía poner aquella mirada fría y analítica. No porque no quisiera, al contrario, después de cada celo escuchar que nada había pasado le irritaba de sobremanera, tenía la edad para formar una manada y al ser un alfa con los instintos naturales incrementados pero controlado era cuestión de tiempo que se le escapara de las manos alguno.

—Jamás te golpearía estando así... Y en ninguna otra circunstancia— Lo toma de la cintura para poder frotar sus mejillas. Sabe que hizo trampa cuando maltrató el preservativo, pero Gon dijo que sí a tenerlo así que no debía sentir culpa.

Por su parte Gon solo se centraba en que el ronroneo sigue siendo inexistente y hace un puchero cuando son sus orejas las que son tomadas. "Hay cosas que no se arreglan" Fue lo que una vez su padrastro, Kite, le explicó cuando le pidió algún consejo sobre aquella característica que su esposo poseía, pero el escuchar que tal vez debía soltar el tema es algo que no puede hacer del todo, no quiere, odia las películas o series, incluso la gente que se atreve a hacerlo en público y le recuerda que él no puede.

Escenarios [Killugon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora