Celos y suplicas +18

Start from the beginning
                                    

Maddy miró a Pablo, que asintió con la cabeza.

Luego sus ojos de hielo se posaron sobre los míos.

- ¿Me estás vacilando? es una niñata. -otra vez la voz de Julia.

- Vamos a casa. -escuché el murmuro de Maddy y reaccioné de inmediato.

La cogí de la mano y tiré de ella entre la gente.

Ella se dejó llevar, hasta llegar a uno de los coches que esperaban fuera.

Le dije la dirección de la casa de Maddy, su hermana y Frenkie seguían en la fiesta y necesitaba un sitio a solas.

Nos sentamos los dos atrás.

Ninguno fue capaz de decir nada.

La música del coche sonaba de fondo.

Pero me centré en la respiración de Maddy, irregular, nerviosa y rápida.

Al igual que la mía.

Me estaba ahogando la tensión que nos envolvía.

Ella movió su pierna y rozó la mía.

Sentí como esa corriente que siempre que ella me tocaba me recorría.

No tardamos mucho en llegar a su casa y ella abrió la puerta casi temblando.

No la dejé casi ni cerrarla.

- Maddy.. -murmuré, mi voz casi ronca, tirando de su brazo para que se girase hacia mi.

- Haz que la tensión se vaya de una vez, puedo fingir que eres mío solo esta noche. -sus ojos quemaban al mirarme, por primera vez no eran hielo, eran puro fuego y no me daba miedo quemarme.

Se quedó quieta delante de mi y con lentitud, sin apartar sus ojos de los míos, se bajó la cremallera del vestido y este cayó a sus pies, dejando un charco azul a su alrededor.

No llevaba sujetador y solo llevaba un pequeño tanga blanco.

Estaba perdido.

Mis ojos recorrieron su cuerpo.

Di dos pasos hacia ella y la levanté sin pensarlo.

Su piel suave y cálida contra mis manos.

Subí las escaleras y la tumbé en su cama.

Ella no dejaba de mirarme.

Me desnudé delante de ella.

Me seguía ahogando la tensión.

Y verla ahí, lista para mi, esperándome, desnuda y vulnerable me hizo volverme loco.

Bajé mis bóxers y vi como una pequeña sonrisita se escapaba de sus labios.

Llevaba un condón en la cartera y no dudé en sacarlo y dejarlo encima de su mesita.

- ¿Por donde quieres que empiece a adorarte, amor? -pregunté acercándome a ella.

Tan pequeña a mi lado, joder era increíble.

No me creía que eso estuviese pasando.

- Puedes empezar arrodillándote para mi. -sonrió y yo casi me abalanzo sobre ella como un maldito depredador.

No dudé en hacerlo.

Le quité el tanga y lo dejé caer al suelo, tiré de sus piernas hacia el borde de la cama y me arrodillé entre ellas.

La escuché suspirar un segundo antes de que mi lengua y mi boca encontrasen su centro que tanto anhelaba.

Su sabor, lo mojada que estaba y los pequeños gemidos que escapaban de su boca me hacían querer perder el control y que ella hiciera lo que quisiera conmigo.

Strangers +18 - Pedri GonzálezWhere stories live. Discover now