El Delirio De Los Sueños... © [Libro #1/ Secuela Locura]

🥀𝕮𝖆𝖕. 6) 𝙸𝚗𝚌𝚎𝚗𝚍𝚒𝚘 𝙳𝚎𝚟𝚊𝚜𝚝𝚊𝚍𝚘𝚛 𝚀𝚞𝚎 𝙰𝚋𝚛𝚊𝚣𝚊🥀

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A ᴠᴇᴄᴇs ᴛᴇɴɢᴏ ᴍɪᴇᴅᴏ ᴅᴇ ᴍɪ ᴄᴏʀᴀᴢóɴ, ᴅᴇ sᴜ ʜᴀᴍʙʀᴇ ᴄᴏɴsᴛᴀɴᴛᴇ, ᴅᴇ ʟᴏ ǫᴜᴇ sᴇᴀ ǫᴜᴇ ǫᴜɪᴇʀᴇ.
Lᴀ ғᴏʀᴍᴀ ᴇɴ ǫᴜᴇ sᴇ ᴅᴇᴛɪᴇɴᴇ ʏ ᴄᴏᴍɪᴇɴᴢᴀ ᴏᴛʀᴀ ᴠᴇᴢ.

–𝔈𝔡𝔤𝔞𝔯 𝔄𝔩𝔩𝔞𝔫 𝔓𝔬𝔢

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¿Qué haces cuando la llama ardiente se ha transformado en algo más hermoso... En un incendio abrazador que amenaza con volverse una tormenta mortal?.
Cuando eres pequeña todo lo que sueñas es en un hermoso chico que llegue a tu vida como lo hacen los típicos príncipes azules en las películas (con un corazón abierto dispuesto a amarte y que te ayude a escapar de vida que te tocó vivir), que te haga "feliz" y que te ayude a dejar de lado aquello que te molesta. Y como toda niña inocente, Aria había soñado por años con tener un futuro parecido al de las princesas... El príncipe azúl llegó a su vida, pero no era como el de las películas, éste chico era cruel con ella, había mucha belleza física en él, pero la belleza sentimental no era parte de sus aptitudes; con el paso del tiempo, la tomó de la mano para llevarla a un mundo que (aunque era muy peligroso) le deleitó el corazón de aventura y caos hasta que poco a poco, todo lo que las personas veían como "locura", ella lo empezó a ver como lo más cuerdo que existía.
Él no era la clase de príncipe que había esperado... Él era real. Y cuando por fin entendió la diferencia entre su sueño y la realidad, amó y valoró todo lo extraño y hermoso que volvía a Alexander un príncipe de cuento.

Años más tarde, estaba allí, lejos de su familia, en una casa desconocida pero que extrañamente, la hacía sentir en un hogar y sobre todo, se encontraba entre los brazos del príncipe que ahora era su esposo, besándolo y acariciándole los músculos duros y tensos del abdomen. Su cuerpo pareció cobrar vida cuando las manos gruesas de Alec le acariciaron los muslos y la obligaron a envolver la cadera del hombre con ambas piernas, permitiendo que al mismo tiempo, la erección del pelinegro se hiciera notoria contra su vientre. De inmediato las sonrisas de ambos adornaron sus rostros y como de costumbre, Aria fue a por el cuello de Alec, el olor característico de su esposo (mezcla entre pomelo y madera de cedro) le provocó escalofríos por la espina dorsal; amaba todo de él, pero su esencia era lo que más le encantaba.

No fue muy consciente del trayecto que recorrieron, puesto que en menos de lo que imaginó, su cuerpo quedó atrapado entre el cuerpo de Alec y un suave colchón. Observó al chico quitarse los zapatos, calcetines, pantalón con una rapidez sorprendente y cuando fue a por los botones de la camisa, Aria sonrió, se sentó en la cama, se quitó los zapatos, los jeans, la blusa y se detuvo cuando quedó únicamente en ropa interior (un conjunto blanco; color que odiaba pero que combinaba bien con la ropa que llevaba). Alec se acercó, al igual que ella, sólo llevaba bóxer; pero aquello no importó, ya que pronto una de las manos del pelinegro inició un recorrido desde su tobillo, pierna, muslo, pelvis y se detuvo en el elástico de las bragas.

—Siempre te vi como una niña... —Su mano ascendió por el vientre, los pechos y fue hacia la espalda, consiguiendo que la pelirroja arqueara el cuerpo para que sus hábiles dedos soltaran los broches del sostén; ella permaneció con aquellos ojos violetas (como las orquídeas del jardín) atentos a los ojos pardos de Alec (una mezcla entre el verde y el amarillo; y un claro reflejo de lo que eran la primavera y el sol juntos). De pronto el sostén y las bragas fueron retirados del cuerpo de Aria dejándola expuesta ante la mirada hambrienta y lujuriosa de su esposo —Pero desde que te entregaste a mí por primera vez hasta ahora, todo de ti me sorprende y me deja sin palabras. —Lentamente Alec se acerca a su rostro y cuando está a centímetros de su boca, desvía su atención y va hacia su cuello... Besa, muerde, lame y succiona mientras le arranca gemidos profundos de la garganta llenos de un inmenso placer. Sus manos acarician la espalda del chico —Eres muy hermosa Aria.