"Levi Ackerman, yo acepté ser tu esposa y cuidarte en la salud y enfermedad"
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Una union concertada con quien bien podría ser el hombre más temible del mundo deja a Hanji sin opciones. Sin embargo, tras sufrir un accidente aut...
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Al caer la noche, los invitados comenzaron a llegar. Los autos lujosos y los despampanantes vestuarios llenaron el jardín y el recibidor de la mansión Jaeger. El hijo menor, Eren Jaeger, un joven apuesto y castaño, saludaba a las importantes figuras que venían a celebrar su ascenso y el de su hermano mayor. Levi y Hanji llegaron al lugar en pocos minutos. Los ojos del pelinegro hacían lo posible por no observar a Hanji por demasiado tiempo. Verla bajar las escaleras de su casa más temprano, luciendo tan deslumbrante y hermosa fue suficiente para hacerlo sonrojar y perder la cordura. Sin embargo, este no soltó la mano de Hanji, incluso después de ayudarla a bajar del auto.
El ambiente adentro era pomposo y elegante. Las personas se reunían en grupos y charlaban sobre sus propios negocios y logros. Hanji estaba fascinada, incluso emocionada. El cambio de aires después de meses encerrada en casa era una perspectiva muy atractiva. Sin embargo, un apretón en su mano la hizo volver a la realidad.
—No te alejes mucho —. Levi susurró cerca de su oído.
Hanji solo asintió no muy segura de la naturaleza de aquella orden.
Después de tomar una copa de vino, la voz del patriarca de la familia llamó la atención de los invitados.
—Es un placer contar con la compañía de todo ustedes esta noche —. Grisha Jaeger apareció de pie sobre una pequeña tarima acompañado de su esposa. —Mis hijos han crecido y se han convertido en grandes hombres de los que mi esposa y yo estamos muy orgullosos. Estamos seguros de que seguirán creciendo y logrando mucho más junto a la compañía que los vio nacer.
El salón se llenó de aplausos y felicitaciones. Levi mantenía a Hanji cerca de su campo de visión, incluso en los momentos en que ella se aproximaba a la mesa del bufete para tomar un que otro bocadillo. Pero una vez que ambos estuvieron juntos, Grisha se acercó a ellos.
—Es un placer verla de nuevo, señora Jaeger —. El hombre tomó la mano de Hanji y la beso,poniéndola nerviosa. —Debo decir que me preocupé cuando de la nada desapareció después de su boda.
—Ella necesitaba tiempo a solas para encargarse de asuntos familiares —. Levi respondió por ella.
Grisha sonrió. —Espero que todo se haya resuelto y la podamos ver más seguido.
Hanji se dedicó únicamente a asentir.
—Señor Ackerman, ¿podría acompañarme un momento para discutir un par de asuntos que tienen que ver con uno de sus inversores? —Grisha propuso.
—Por supuesto.
Grisha se acercó a la mesa de bebidas no sin antes sonreírle a Hanji como despedida. Levi apretó su mano.
—Volveré en un momento.
Con esas palabras, el pelinegro siguió a Grisha, dejando a Hanji sola.
Los primeros minutos fueron incómodos, observando a las personas a su alrededor. Después, se armó de valor y comenzó a explorar las diferentes mesas y decoraciones del lugar. En cierto momento terminó frente a la estatua de mármol de una mujer sin rostro. Su desnudez estaba parcialmente cubierta con una manta. Su cabello era cortó y suelto, pero claramente salvaje. Sus labios entreabiertos estaban ligeramente fruncidos, como si la mujer tuviera mucho que opinar.
