-¿Cómo estás? ¿Qué pasó que no me contestaban? ¿Están bien? ¿Por qué no hablas? Voy para allá.

-¡Hunter! – Grita y yo me callo – Si no me dejas hablar no puedo contestarte – bufa – Estoy bien, no te contestaba porque me estaba duchando, y no vengas para acá, mejor ve yendo al sanatorio y allí nos encontramos.

-Me habías asustado por no responderme – bufo – Vuelve a escribirme en treinta minutos por fa... Espera, ¿dijiste sanatorio? – escucho la risa de Olivia del otro lado.

-No enloquezcas, pero he roto bolsa, papá Oli justo vino a visitarme, él me llevará al sanatorio, así que nos encontramos allí sí – silencio, no puedo hablar, no me muevo. Rompió bolsa, Olivia rompió bolsa, mi bebé está llegando – Hunty, Hunty – escucho su llamado pero sigo sin responder – creo que se desmayó.

-Hunter, ¿estás bien? – Me pregunta Cayden al verme inmóvil – Estás pálido – se acerca a mí, al ver que no respondo toma mi celular y al ver que Olivia está del otro lado, se lleva el celular a la oreja – Hola Oli, ¿pasó algo? Hunter parece que se va a desmayar... Joder, vamos para ahí. ¡Hunter! – Me grita Cayden mientras me sacude – Espabila joder – me dice y yo cierro mis ojos y sacudo mi cabeza con fuerza.

-Liv, ella... ella... sanatorio... bebé – digo las palabras que llegan a mi cabeza sin coherencia alguna.

-Si macho, el bebé está llegando, tienes que espabilar, vamos, te llevaré al sanatorio, Oli me explicó dónde ir.

-¿Qué sucede? – pregunta Izan llegando a nosotros.

-Mi hijo va a nacer – digo en un susurro.

-¡Vamos! – dice Izan, quien comienza a ladrar órdenes y yo me dejo arrastrar por Cayden, aún sin entender todo lo que está pasando alrededor.

En el viaje, los chicos me ayudan a espabilar, Izan me da una clase de pre-parto, diciéndome todo lo que él vivió con Sky un par de meses atrás, me dijo que debía estar para Olivia, que debía ayudarla a respirar, masajear su espalda y tal vez caminar un poco con ella para ayudarla a dilatar. Me dijo que debía soportar sus gritos e insultos, porque estaba trayendo a mi hijo a este mundo.

Pero todo lo que dijo deja de tener sentido una vez que llego a la habitación donde mi mujer se encuentra, la puerta está cerrada pero escucho música del otro lado. Cuando ingreso a la habitación me encuentro a Oliver y Olivia bailando la Macarena, una escena demasiado bizarra, que no logro hacerla encajar en el parto de mi hijo.

-Hola amor – me saluda Olivia sin dejar de bailar.

-¿Qué coño hacen? – pregunto con mi ceño fruncido.

-Estoy muy poco dilatada, así que leí en uno de mis libros de maternidad que bailar ayuda a dilatar, lo consulté con el médico y me dijo que, las mujeres suelen salir a caminar por los pasillos, pero que bailar está bien. Y yo prefiero bailar – me cuenta sin dejar de moverse.

-¡Ven! ¡Únete a nosotros! – me dice Oliver, pero yo sigo sin moverme, mirando la escena sin entender nada. Hasta que localizo el celular de Olivia que es el que está reproduciendo la música, camino hasta él y lo apago, escucho la queja de ambos pero los ignoro.

-¿Qué carajos está pasando? Izan dijo que debía soportar tus gritos e insultos, que debía hacerte masajes y no sé cuántas chorradas más, ¡no que debía bailar la Macarena contigo! – escucho la risita de Olivia, ella corta nuestra distancia y entrelaza sus brazos por mi cuello.

(Re)encontrándonosWhere stories live. Discover now