Suposiciones peligrosas

50 11 0
                                    

6 de marzo de 2028

Tessa

El despertador sonó demasiado pronto esa mañana. El cuerpo caliente de Alex se presionaba contra el mío, haciendo más complicado el despertar. Después de varios intentos, logré salir de la prisión de sus brazos y caminé hacia la cocina para hacerme un café. Sabía que vendría tan pronto como lo oliera.

Mi mirada se posó en las carpetas que había traído la noche anterior. No solía traer trabajo a nuestra habitación, era algo así como una norma implícita entre nosotros. Él no traía su papeleo y yo no traía el mío, para que no se mezclaran y no tuviéramos problemas de organización. Sin embargo, ayer fue la excepción.

Había encontrado los archivos de Matthew, de su época en el ejército. Cometí un error al ir a ver a mis amigos, no había pensado que ellos podrían estar ahí. Tanto Matt como Iriana se dieron cuenta de lo que tenía en mis brazos, pero no hicieron preguntas. Si las tenían, vendrían a mí. Estaba segura, en un setenta por ciento.

Unos brazos fuertes se cerraron a mi alrededor y una cabeza pesada se escondió en mi hombro.

―Estás tan ensimismada que no notaste que ya hice el café.

Parpadeé, confundida, y encontré dos tazas humeantes frente a mí.

―Lo siento.

―¿En qué pensabas? No me digas, ya lo sé. Tienes miedo de que tus muchachos no se acoplen bien al entrenamiento.

Resoplé y acuné la taza en mis manos mientras me sentaba a la mesa. Miré de reojo las carpetas. Algo que me inquietaba bastante era la falta de información y esas carpetas estaban incompletas.

―Conozco esa mirada. ¿Vas a interrogarlo?

―Absolutamente no. Eso te lo dejaré a ti.

Alex sacudió la cabeza, dejando la taza a medio camino de tocar sus labios.

―Prometí que te apoyaría en todo lo que necesitaras, pero acordamos que ellos serían tu responsabilidad, no la mía ―Sus palabras deberían haber dolido de no ser porque ya me las esperaba. Cuando ascendí como comandante, nos dividimos tareas. Yo estaba al frente de cualquier caso que conllevara tratar con H.A.V. y eso eran Iriana y Matthew.

―Lo sé, cariño, pero tú no viste cómo me miró Matthew cuando reconoció los archivos. No era igual que Iriana. Sea lo que sea que haya sucedido, él no se lo ha contado.

Alex se encogió de hombros.

―Más secretos para añadir a la lista ―lo miré con reproche y él arqueó una ceja, las comisuras de su boca frunciéndose hacia abajo―. ¿Qué? ¿Quieres que yo se lo saque a la fuerza cuando no se lo ha confesado a su mejor amiga? Le iría mejor una lectura de tarot.

―Alex... ―dije con seriedad. Él calló y me miró con atención―. Tú estuviste en un lugar parecido antes de venir aquí. Sabes cómo es, tendrás una idea de lo que pudo haber pasado. Si logras que se abra contigo, estaremos un paso más cerca de ganarnos su confianza.

Se mordisqueó el labio, meditándolo. En caso de que estuviera en lo cierto, Matt tenía más de una traba con respecto a su pasado en la milicia. Nadie mejor que Alex para hacer ese trabajo.

―¿Me harás hacerlo de todas formas?

―No quiero sacar la carta de Comandante contigo, pero...

2. La olvidada ©Where stories live. Discover now