e n t r e l i b r o s y c a f e

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- Llevaban casi siete años de matrimonio y nunca hablaban... -

Lian x Kuea





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Lian Kilen Wang entró a su casa, siendo golpeado por el fuerte olor a libro. Su casa rebosaba de libros, en varios países estaba convencido de que podría ser considerado librería de calidad. Cada pared era cubierta por estantes de libros, tenían libros en el suelo y en los muebles, su esposo consiguió una pequeña escalera porque los libreros llegaban hasta el techo.

Caminó hasta la sala encontrando a su esposo, el causante de que su departamento sea más libros que paredes, y lo miró desde arriba.
Kuea Keerati Wang estaba sentado en el piso leyendo un libro, Lian acarició su azabache cabello y dejó un beso en su coronilla para después ver como éste alzaba la mirada y lo veía con amor.

Lian fue hasta la cocina con tranquilidad y lentamente y puso a hacer café, mientras aprovechaba para lavar los trastes que le habían quedado a la mañana, antes de irse a trabajar.

Kuea era desempleado, su familia era gente de dinero y poder, pero hasta hace dos años, Kuea trabajaba de bibliotecario en una escuela de la zona. Pero por esas fechas, Diao, el hermano de Kuea, se quitó la vida, entonces, sus padres comenzaron a pasarle dinero durante el luto y poco después obligaron al menor a abandonar su trabajo y a contar con su dinero siempre.

Los padres de Kuea tenían miedo de perder a su hijo, por lo que lo ayudaron a vivir como él quería, leyendo a cada hora del día.

La cafeteria hizo un pequeño y suave pitido, alertando a Lian de que el café ya estaba listo, sacándolo de sus pensamientos. Tomó dos tazas hondas, ambas blancas y lisas salvo por un detalle, una decía Keerati y la otra Wang, grande y en cursiva con letras negras a un lado.

A la taza de Kuea le puso cuatro cucharadas de azúcar y a la suya nada. Las tomó en mano y Caminó por el pasillo para volver a la sala.
Se detuvo a ver los libros de allí, estaba seguro de que su esposo los había reorganizado, podría jurar que ahora estaban por fecha de publicación.

Llegó a la sala y dejó la taza de su esposo frente a él, en la mesita de centro, y él se sentó en el sofá frente del que el menor usaba como respaldo mientras estaba en el suelo. Se cruzó de piernas, dejó el café a su lado, y tomó el libro que había dejado esa mañana.

Lian trabajaba de barista por mero pasatiempo, el dinero de los Keerati podía mantenerlos más que bien a ambos, pero el azabache se sentía en necesidad de hacer algo. Nunca se consideró una persona inteligente, la hayó el gusto a la lectura cuando comenzó a salir con Kuea, pero definitivamente no podía dedicarse tanto a ello como él.

Kuea podía pasar horas sobre analizando un párrafo y acabar por tener que leer un libro más sencillo luego de haber leído solo tres párrafos de su lectura principal, sin embargo, rara vez tardaba más de una semana en terminar los libros más complicados que tenía el placer de leer.

Kuea se encontraba leyendo Lolita de Vladimir Nabokov y él El príncipe y el mendigo de Mark Twain. Pasaron así unas horas, el café desapareció y el olor quedó en los libros de turno. El silencio solo se vió interrumpido cuando Keerati cerró el libro y lo dejó sobre la mesita junto a otros.

Lian lo miró ponerse de pie y tomar la manta gris del sofa, mientras ponía el señalador y dejaba el libro junto a la taza de café vacía.
El menor se sentó junto a él, apoyando su cabeza en el hombro ajeno, sintiendo la mano de su esposo acariciar su pierna. Subió la mirada, encontrándose con la sonrisa de Lian, la cual correspondió con cansancio.

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⏰ Last updated: Jan 28 ⏰

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Utopía • Libro I - ZeeNuNewWhere stories live. Discover now