Extra 2

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Eddie

Dormía plácidamente. Nunca me sentí tan descansado como ahora. No había ruido, ni luz que moleste mis ojos y tenía a la mujer de mi vida durmiendo a un lado de mi.
Cuando de pronto...

—Papi...

Escuche un susurro. Ya se de quien provenía. Senti sus manitas en mi espalda para moverme y con las intenciones de perturbar mi sueño.

—Papá, depi-eta.

Abrí solo un ojo y volte para ver a una pequeña de ojos marrones y cabello rizado como el mio, abrazando un peluche de un gato blanco.

—¿Que pasa?—pregunté.

—No pedo do-mi—susurró. Sabe que no puede despertar a su madre por que en la mañana estaría como un Zombie.

Deje de abrazar a Abby para girarme y darle espacio Ellie. Ella sonrio, sabe que ha ganado esta vez como las anteriores.
Se escabullo entre las cobijas. Ahora era a mi quien abrazaba y no al peluche.

Ellie era más tranquila para dormir o para pedir que se duerma con nosotros. No como Junior que...

—¡Mami, mami, mami!—Eddie entro con mucha energía a la habitación y sacudía a Abby para despertarla.
Abby gruñó. Ya la han despertado.

—Junior, no molestes a mamá—Ordené.

—¡Hay un mou-to a-jo mi cama!

Abby levantó las cobijas invitándolo a dormir con nosotros. Ese pequeño de ojos azules carcajeo y se metió tan rápido entre las cobijas.

Y si, así eran todas mis noches de descanso desde el primer año que aprendieron a caminar. Desde entonces han sido cuatro años con noches muy largas. Las manitas de Ellie acarician mi cabello.

Ellos no eran tan parecidos, tanto de físico como personalidad. Ellie tenía rasgos míos. El cabello dorado y rizado -solo que yo siempre me lo habia teñido de negro- ojos marrones y los mismos hoyuelos cuando sonríe y muy introvertida. Eddie Junior tiene los rasgos de Abby, es castaño lacio de ojos azules, y su cara llena de pecas.

—¿Papá?

—¿Si, Ellie?

—No me lla-es Ellie...—se molestó.

Retuve esas ganas de reírme.

—¿Si, mi princesa?

—¿Po-que tenes ed cabello lago?

—Por que me gusta, y ya hay que dormir que el abuelo Wayne nos espera mañana...

—Okey.

Silencio. Por fin silencio. Mis ojos otra vez se sentían pesados y no dude en cerrarlos.

—Papá.—volvió a insistir.

—¿Mmh?

Te amo...

Estruje a mi hija más contra mi. A ella le gustaba que le mostrará cariño. Y a mi me gustaba la sensación de sentir su pequeño cuerpo en mis brazos. Era una niña muy sentimental. Y no me quejaba en lo absoluto.

Love and only love #3 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora