°AMOR SANGRIENTO° 『ᴛˢᵘᴋᴀˢ卂 ʸ ᵗㄩ』

tercera temporada.Cap.31🌹

Consecutivamente mis tíos y Ryota. Mi madre llegó tras mío, del mismo humor de siempre, agradable y saludo a todos. En forma de respeto nos levantamos, incluso mi abuelo qué a pesar de todo respeta a mi madre como la actual jefa de la casa. Cómo lo que debe de ser, la  Viuda de Yamamoto, ahora qué lo pienso, ¿Mi madre no habrá pensado en casarse otra vez?

—___— me llamo mi madre.— ¿Que tienes qué hacer hoy después de clases?

—Mmm...tengo actividades pendientes de club, estoy un poco atrasada

—¿Y por qué de éso?— cuestiono amablemente, ¿cómo le diría...qué realmente tengo un chico fantasma que me quito mi arma y me usa como si mascota?

—Estoy en varios clubes, así qué no tengo el suficientemente tiempo para atenderlos todos, ¿Me darías tiempo hasta qué la campana de la Academia suene por última vez?— respondí de forma calmada, al final de cuentas, ella no tenía que saber la verdad.

—Ya veo... Esta bien, supongo qué solo podré llevarlos a la academia.

No supe realmente qué contestar, así qué solo me quedé callada y espere a qué Osamu-san sirviera el desayuno.
...

Ya habíamos llegado a la escuela, Ryota se quedó hablado con mi madre después de qué salí del coche, al parecer Ryota tenía dudas sobre su horario de no se qué.

Rápidamente me adentre a la academia, pues lo que menos quería es qué mi madre se diera cuenta de la cadena en mí cuello, pero ella tenía otros planes.

—¡___!— grito mi madre, no estaba tan lejos.— ¿No esperarás a Ryota?.— Darme la vuelta ya no era una opción.

—Tengo cosas que hablar con un maestro madre, me gustaría esperarlo, pero es realmente urgente.

—Ya veo..bueno Ryota, entonces cuando lleguemos hablamos de eso, ¿Okey?—mi madre acomodó la camisa de Ryota y le dió un beso en la mejilla.— ¡Tengan buen día!

Todo lo estaba observando de reojo, ¿Por qué ese innecesario beso? Ni siquiera me dió uno a mí...
Ryota rápidamente me alcanzó y camino al lado mío, no comentó nada acerca de la poco incómoda situación si estabas en nuestros zapatos, pero su mirada engreída contaban más qué sus palabras.

—¿A dónde irás?— se quedó parado en la entrada, lo miré pues pensé qué me acompañaría, al contrario busco algo en su mochila y me dió una pequeña bolsita con una pastilla adentro — Nada ilegal, son vitaminas, me dijo Osamu-san qué te la diera.

—¿Vitaminas?, Pero ya me dió una en la mañana

—Solo me dijo que te las diera, yo también las tomó — camino hasta mi lado.— ¿a dónde vamos?