Capítulo 13.{No es tu culpa.}

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— Vamos, apúrate Joni — lo apura León. Quien viene pisándome los talones.

Apenas subimos al auto, salgo disparado hacia donde esta Azucena.

— Bro, más despacio que no va quedar auto— me reprende Joni.

Me dic cuenta lo blanco que tenía los nudillos por apretarlos en el volante y lo rápido que iba. De apoco comencé a bajar la velocidad hasta llegara una moderada, en donde me permitiese ir rápido y no matar a nadie.

Cuando voy llegando a la casa, veo una figura en la entrada, no tardo ni dos segundos en reconocerla.

Estaciono el auto y salgo rápido, sin cerrar la puerta.

—Azucena, soy yo — la llame. Cuando vi que ella se fue hacia atrás, cuando estacione el auto.

La veo caminar hacia mí, cuando se da cuenta de que si soy yo.

—Russell — sollozo y corrió hacia mí.

Paso sus brazos por mi torso abrazando me, yo hice lo mismo. Esta temblando y llorando, no sé qué el paso. Pero voy a tener que matar a quien la hizo llorar. No dejo de llorar por varios minutos. No podía hacer más que abrazarla y estrecharla en mis brazos. Quería hacerle sentir que yo estaba para ella.

— ¿Qué sucedió? —pregunte con calma.

— Ramiro...

— ¿Qué te hizo?

— Él intento sobrepasarse conmigo, y Clara nos vio — se separó de mí, se secó las lágrimas. — Me dijo muchas cosas horribles, yo te juro, que no lo provoque. No intente besarlo — sus ojos azules estaban inundados de tristeza.

— Maldito hijo de puta — brame. La solté con cuidado — ¿Esta adentro?

— ¿Quién?

— Ese imbécil, como mierda se atrevió a tocarte — ira, enojo y cólera, es lo único que siento. Yo sabía que algo así podría pasar, pero no creí que Ramiro fuera tan hijo de puta como para hacerle algo.

No espere que me respondiera, camine directamente hacia la fiesta.

— Russell — la escuche gritar mi nombre.

Pero no quería pensar con normalidad, veía rojo. Lo único en lo que pensaba era en como ella temblaba en mis manos, porque no solo lo que Clara le dijo la afecto. Ese imbécil intento...

No tarde en encontrarlo, estaba afuera fumando con otro de sus amigos. Clara estaba al lado suyo riéndose, maldita perra celosa, como si no hubieran hecho sentir para la mierda a Azucena.

Cuando la rubia me miro, su sonrisa se esfumo.

— ¿Qué haces aquí? No estas invitado — chillo.

La ignore, fui directamente a Ramiro y sin que este pueda defenderse. Lo tome por el cuello de su remera y lo estampe contra la pared. Los gritos de la rubia me aturdieron, la gente de nuestro lado se alejó. Haciendo un semicírculo dejándonos a Ramiro y a mí al medio.

— Maldito hijo de puta, ¡¿quién te crees que sos?! — exclame enojado. El idiota intentaba sacar mis manos de su remera sin mucho éxito. — Que sea la última vez, que intentas sobrepasarte con Azucena — mi voz es amenazante. Vi el miedo en sus ojos, pero también vi como miro al alrededor.

— Estábamos bailando, ella quería. Sino por que bailaba como puta — sabía lo que decía para todos los escucharan, aunque fuera mentira.

En ese momento vi rojo, estrelle su cabeza contra la pared. Al soltarlo se deslizo hasta el suelo, gimoteando.

Mí chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora