|ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 3|

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|7 de marzo del 2023, martes|

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|7 de marzo del 2023, martes|

Jacob suspiro cuando le informaron que podía irse mas temprano a casa. A penas era medio día y no tenía nada que hacer. Al menos en el trabajo se entretenía.

Tomo sus cosas y salió del establecimiento. Tenía pensado llamar a su mejor amiga para proponerle ir a merendar. Sabía que Amelia estaría disponible para estás horas y ella jamás rechazaría una invitación al centro comercial. Así que detuvo su caminata y saco el celular del bolsillo de su pantalón. No le costó encontrar el número de la castaña, ya que la tenía como llamada de emergencia.

—Di "Jacob es el mejor" o se te caerá el pelo —fue lo primero que le dijo cuando la joven respondió a su llamada.

Jacob es el mejor —dijo ella tal cual, soltando una risita—. ¿Qué sucede, niño? ¿Por qué me llamas a estas horas? —le pregunta.

—Sali antes del trabajo. ¿Quieres venir a merendar conmigo? En algún tipo de lugar de comida rápida que podamos pagar —le advirtió sabiendo lo que ella diría. No podía permitirse algo como Starbucks ahora mismo.

Estoy allí en cinco —contesto emocionada. Le colgó rapidísimo.

Jacob se sentó en una banca que estaba cerca y espero. Le dijo a Amelia que la esperaría cerca del cine y le envío su ubicación por si acaso. Ella es algo despistada.

En ese tiempo se entretuvo revisando las redes sociales. Se extraño al notar que tenía una solicitud de seguimiento en instagram, pero sonrío al ver el perfil de la persona y acepto inmediatamente. Se trataba de nada más y nada menos que de Thomas Wright, el chico con carita de ángel, como le gustaba llamarlo. Sin ningún tipo de vergüenza comenzó a mirar sus fotos e incluso dejo algunos corazones y comentarios. Thomas hizo lo mismo, cosa que le hizo sonreír más.

Ese joven tenía algo especial que Jacob no podía ignorar fácilmente. Si seguía así, terminaría cometiendo un error y él no estaba para esas cosas. Con este pensamiento en mente, apagó su celular y espero con paciencia a qué Amelia llegara a su encuentro. No tuvo que esperar demasiado, ya que como la muchacha había prometido, llego cinco minutos después en su bicicleta.

—Ojala fueras así de rápida cuando tienes que hacer tarea —se le burló Jake al verla. Ella sonrío con falsedad y se acercó a abrazarlo—. Hola, antipática.

—Hola, mí niño apestoso —saludo ella—. Ya vamos por mí café antes de que me muera. Necesito mí dosis diaria.

—Deberias disminuir...

—Shh —lo interrumpió Amelia—. No opines en esto Jake. Yo no critico tu dosis de encuentros "casuales" como dices tú.

—Hace mucho no salgo con nadie —dijo él, ofendido. La chica levanto una ceja. No le creía—. Bueno, hace una semana. Es que el trabajo me mantiene ocupado.

—Pobre, niño zorro —bromeo la ojimiel—. Ya, camina —ordeno, arrastrándole del brazo. Él camino resignado.

Se detuvieron en la primer cafetería que vieron y consultaron los precios. Por suerte podían permitirse estar allí. Jacob se pidió un Latte con una porción de pastel de chocolate y Amelia un caramel macchiato y una porción de pie de limón.

—¡Tengo mucha hambre! —se quejo el chico sosteniendo su estómago—. Estoy harto de las palomitas y barras de chocolate. Y hoy hace demasiado calor, siento que me desintegró.

—Ya empezamos con las quejas del día —murmuro la joven, centrando su mirada en el celular como siempre que su mejor amigo montaba un drama por nada.

—Y es martes, odio los martes —continuo él—. No me pagan hasta el viernes y debo pagar mí renta antes del jueves, ¿qué voy a hacer?

—Hazte stripper —comento divertida.

—Lo peor de todo es que quería pedir vacaciones, pero no puedo hacerlo porque las pedí el mes pasado y... —Jacob se detuvo al escuchar su celular vibrar. Lo observo para ver si valía la pena pausar su drama y al comprobarlo se quedó callado, y respondió el mensaje.

Amelia levanto la mirada ante el silencio del castaño. Creyó que nunca se callaría, pero ahí está, con la vista fija en el móvil y sonriendo ligeramente. Por supuesto esto le intrigó a la chica y no pudo contenerse por mucho. Así que estiró la mano y le quitó el celular a Jacob. Este último la miro mal mientras ella leía sus mensajes sin siquiera parpadear. Él no contuvo la risa al ver sus expresiones.

—Jacob Roberts siendo amable con alguien —dijo sorprendida—. Lo veo y no lo creo. Aunque no distingo si es amabilidad o coqueteo. El "que bonitos ojos tienes" me confunde.

Jacob rio y le quitó el celular.

—No seas metiche —la regaño.

—Ya dime quién es ese bomboncito o te arranco el cabello de un solo tirón —advirtio—. Y nada de mentirme, Jacob Aleksander Roberts.

—Es solo un chico que conocí hace unos días —responde—. No le coqueteo a él. Es demasiado lindo, sabes, pero no es mí tipo.

—¿A qué te refieres? No me digas que por ser amable no califica para ti.

—Es que, Amelia, no salgo con chicos como Thomas. Él es con quién tendrías una relación formal, ¿comprendes? —pregunta. La joven asiente—. Y yo no estoy para esas cosas. Él es como un ángel y yo...

—Un demonio pervertido —finaliza Amelia—. Wow, es la primera vez que hablas con alguien y no es para coquetear. ¿Y entonces qué quieres de él?

Jake pensó su respuesta. No creía tener una razón específica.

—Bueno, él me transmite buenas vibras y creo que es bueno tener gente así en mí vida. Quien sabe, podríamos ser amigos —dice encogiéndose de hombros—. Por el momento solo lo ayudo a elegir películas porque es muy indeciso.

—¿Lo es? —cuestiona la castaña—. Tal vez solo finge porque le atraes.

—No lo creo. Thomas no parecer ser del tipo de persona que sabe fingir —susurra—. Eso aparenta, pero no somos todo lo que demostramos.

Su conversación terminó cuando sus pedidos llegaron a la mesa, así que empezaron a comer en silencio. Ambos estaban bastante pensativos. Jacob pensaba en como pagaría su renta y Amelia se cuestionaba cuando sería el día en que su amigo dejará atrás el pasado y se permitiría conocer a alguien más allá del físico.

Al final del día Jacob paso horas hablando con Thomas acerca de películas. Ya podía decir que se sabía cuáles eran sus favoritas y le prometió que la próxima vez que pisara el cine le haría ver una película sorpresa de acuerdo a sus gustos.

 Ya podía decir que se sabía cuáles eran sus favoritas y le prometió que la próxima vez que pisara el cine le haría ver una película sorpresa de acuerdo a sus gustos

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