SÁCIAME (Lazos de Placer #1)

Capítulo 31 - El peso de su ausencia

Daniell

El dolor en mi pecho no disminuye. Cada vez que pienso en que ya no está siento una mezcla de culpa, arrepentimiento y tristeza.

No puedo creer que haya arruinado todo lo que tenía con ella por algo tan estúpido como arrodillarla sobre piedras y no saber cómo disculparme. Y ahora la persona que amo más que a cualquier otra, se ha ido.

La verdad es que me he sentido perdido. Había construido mi vida alrededor de ella, y ahora que ya no está, me cuesta encontrar un sentido a las cosas.

¿De qué sirve todo lo que he logrado si no tengo a la persona con quien quería compartirlo?

Estas semanas ha pasado como un borrón. Me he sentido como si estuviera flotando en una especie de limbo emocional, sin saber muy bien qué hacer con mi vida ahora que ella no está.

Me despierto por las mañanas con una sensación de vacío en el pecho, incapaz de creer que todo había terminado de esa manera, de que Issabel me ha dejado.

La extraño; extraño su sonrisa, su voz, su aroma, extraño el sonido de su risa cuando contaba chistes tontos, extraño la forma en que se enroscaba en mis brazos cuando veíamos películas en casa, pero lo que más extraño es la sensación de seguridad que sentía a su lado, la sensación de que todo era perfecto y que podíamos tener un futuro juntos.

No he podido dejar de pensar en ella; En su cabello suave y su risa melódica; en la forma en que me miraba con sus ojos color verdes.

Pero también pienso en lo sucedido en la oficina. No pensé que ese fuera su límite. Y estoy pagando las consecuencias ahora, enfrentando la realidad de mis acciones.

La puerta de mi oficina se abre repentinamente, pero no miro para ver de quien se trata. Le dije a Darly que a todos a los que vinieran a buscarme les dijera que había salido de la ciudad, así que debe ser ella.

— ¿Hace cuanto no tomas una ducha? — dice una voz masculina que rápidamente reconozco — este lugar apesta.

— Gracias por la apreciación que claramente no pedí — le digo volteando a verlo.

Nikolai Kuznetsov es un viejo amigo ruso con el que he hecho algunos tratos e inversiones. A pesar de que es ruso casi toda la vida la ha vivido en Chicago manejando uno de los negocios de su familia que no son nada legales.

— ¿Qué te tiene en este estado tan deprimente? — pregunta levantando una de las botellas vacías de whisky del suelo — ¿no me digas que es por la entrevista de una de tus exnovias?

Aunque la entrevista fue publicada de forma anónima, sé que fue Emma quien la dio, la publicaron tan solo un día después de que ella viniera a mi casa, me golpeara en la cara y destruyera algunas pinturas y todo lo que se pusiera en su camino.

No esperaba menos de ella, se cuánto cuida a Issabel. Lo único que no esperaba de esto, es que ahora todo el mundo habla de que soy precoz y que no se follar.

— Nunca salí con ella — hablo incorporándome en el sofá en el que estaba acostado — y nada de lo que dijo es verdad.

— Somos amigos, no tienes por qué mentirme, te voy a seguir queriendo, aunque no sepas follar — se burla — puedo darte unas clases.

— ¿Qué haces aquí? — pregunto ignorando sus palabras.

— Íbamos a reunirnos hace una semana, pero no apareciste, y tampoco respondes tu teléfono — explica — así que vine a buscarte, y la adorable señora que me abrió dijo que estabas de viaje, pero antes de venir le pagué a la seguridad del edificio para ver las cámaras, y resulta que hace más de un mes las cámaras te vieron entrar, pero no salir. Me preocupé por ti.