CARTAS DE DOLOR

2 0 0
                                    


El soldado vestido de rojo como sangre tomó la espada sin dudarlo y atacar al reino desprotegido de su contrincante buscando al objetivo que su gobernador le había indicado, busco por todas partes hasta encontrar a la heredera del reino.

El gobernador del reino buscaba con esto tomar todo en sus manos, ya no quería tan solo una parte del reino, lo quería todo. Si terminaban con ella todo estaba resuelto, ellos ganarían. Los reyes se sentirán devastados teniendo la facilidad de manipularlos. Tendrían al reino completo en sus manos.

Con la orden dispuesta sin pensarlo dos veces el soldado líder apuñaló a una persona, aunque calculo mal y en lugar de matar a la princesa heredera mató a su madre, a la reina Martina en frente de la pequeña niña.

La princesa sin pensarlo se escondió como le había dicho su madre alguna vez por si le sucedía algo en el reino. Se pasó sigilosamente por los túneles ocultos hasta llegar a un lugar seguro en donde encontró a un guardia del palacio a quien le dijo lo sucedió mientras lloraba descontroladamente.

El reino estaba inundado por un único sentimiento; tristeza. Tan solo habían pasado tres días de la muerte de la amada reina, la luz del pueblo, como ellos le decían. El pueblo seguía de luto, pero también el rey Alexander y su hija Amelia, ahora corazón del pueblo.

El rey aunque delante de su pueblo demostraba firmeza ante sus acciones, pero la verdad era que su corazón era tan solo pequeños fragmentos de lo que era.

La partida de la reina era dolorosa para cualquier persona a quien le preguntabas, pero para la princesa Amelia era el fin de su mundo, tan solo con doce años su mundo había caído en un eterno invierno y una oscuridad infinita.

La pequeña Amelia no era tan solo una princesa sino que también una pequeña escritora oculta, una escritora gracias a su madre. Tan solo de recordar eso Amelia le dolía su corazón, es por eso que decidió desahogarse con unas pequeñas cartas, las cartas de dolor, como ella decidió llamarlas.

Tomó su lápiz y comenzó con un simple; Me siento triste, sin más ni menos escribió como se sentía. Esa fue una de sus más cien y un cartas que ahora reunía a sus diecinueve años, cartas llenas de sentimientos y de historia.

Había crecido mucho y ahora se había convertido en un soldado muy fuerte para cuando se convirtiera en reina pudiera defender a su reino de sus enemigos quienes habían tenido la culpa por la muerte de su madre.

Pero nunca pensó que todo sucedería tan pronto, los soldados enemigos llegaron como un tornado, arrasando con todo a su paso llevando incluso a la última parte de su corazón, el rey Alexander, su padre.

Ella era la líder de los soldados de su reino ahora y salió a defender a su reino con valor y también sedienta de venganza que había acumulado durante varios años.

¨Me vengaré¨ iniciaba una de sus cartas de cuando tenía trece.

¨Tengo un plan que no fallarᨠcontenía una de su cartas de hace unos meses atrás.

Aunque sin duda día tras día pensaba en lo mismo, terminar con el gobernador y con los soldados aliados del reino vecino quienes también los odiaban a ellos.

Ella tan cegada por sus sentimientos no se dio cuenta cuando su padre fue emboscado, ella junto a los soldados terminaron con los enemigos que no huyeron de regreso a su reino, ellos festejaron y regresaron a sus puestos en donde ahora encontraron al rey ya muerto.

La princesa Amelia cayó de rodillas al lado del cuerpo de su padre llorando tan fuerte que se escuchaba desde las montañas más grandes del reino. Se sentía culpable, sentía que su corazón se paraba en ese momento.

Pero en lugar de seguir de luto ella se volvió aún más vengativa, firme delante del reino en su coronación días después del tiempo de luto, pero inundada de tristeza cuando se retiraba a su habitación después de cenar.

Aunque ella nunca acabó el tiempo de luto, ella sentía que lo debía vivir siempre y con su capa negra lo demostraba, además de su vestido de colores que reflejaban tristeza, colores apagados y no los colores tan hermosos que vestía.

En cambio con eso los enemigos esperaban terminar por completo con el reino, pero no contaban con una orden dada de su ahora la reina Amelia con sentimientos de dolor y venganza. Los soldados fueron derrotados, pero nada que ahora pasará sanará el corazón de la princesa, un corazón que ha sido destrozado por segunda vez.

Ya no tenía a nadie, debía de ser fuerte por el reino, al igual que su padre hizo, es por eso que al llegar la noche se ocultó en su cuarto para desahogarse escribiendo.

¨De nuevo he perdido¨ comenzó su nueva carta de dolor, ¨perdí lo último que tenía, perdí a mi padre al igual como perdí a mi madre. Ya no puedo seguir con esto de eliminarlos a todos¨

Sellando la carta y dejándola en su escondite en el cuarto comenzó un plan para obtener su objetivo.

Días, semanas y algunas cartas después ya había empezado a ejecutar su plan contra los enemigos, pero no contaba con que sus enemigos partieran antes llegando ese mismo día a las tierras en donde vivían.

Amelia ordenó a todos sus soldados alistarse y comenzar a defender, ella no se quedó atrás, como prometió defendería a su pueblo a un así perdiera la vida, su padre le había dicho que no lo podía hacer siendo reina y mucho menos sin heredero, pero a ella no le importó aquello, sólo quería acabar con todos.

Comenzó una batalla la cual ya estaba cobrando muchas vidas, Amelia siguió luchando hasta tratar de eliminar al último soldado, solo ellos quedaban de todos sus enemigos, ya había acabado con el resto.

Uno por uno fueron cayendo, los soldados del reino de Amelia empezaban a ganar, tan solo un poco más se repetía a ella misma. Llegaron al campamento que habían puesto a las afueras del reino.

Acabaron con todos, Amelia acabó con un último soldado, descanso, los demás acabarán en seguida con los últimos, pero ella se puso en posición de pelea al escuchar un ruido, entró a un cuarto tan solo separado con sábanas.

Era un bebe de apenas tres años.

Algún soldado debió llevarlo por un motivo desconocido. Cayó de rodillas al darse cuenta que acababa de matar al padre del niño. Ella había ideado este plan para que nadie más perdiera a su familia en su reino, pero a cambio destrozó familias en otra parte.

De nuevo se sintió tan culpable de sus decisiones, decisiones tomadas con sentimientos malos de venganza.

Se quedó llorando en esa posición, tan solo sintiendo la culpabilidad de la muerte de ese niño. Los soldados le informaron que acabaron con todos y ella ordenó regresar al reino. Tomó al niño y se lo llevó con ella, aunque no sabia que hacer bien ahora ella lo cuidaría.

Con eso pensaba sentirse en paz con ella misma, dándole una vida buena y no se quedará abandonado a su suerte.

Retomo su liderazgo al mismo tiempo que criaba al niño quien ahora se estaba convirtiendo en su hijo. Cada día seguía escribiendo cartas en donde trataba de pedir perdón por el error que cometió.

Cada día aprendía más, cada día recuperaba un poco más de lo que era ella, ahora era más feliz, ese niño a quien llamo Victor le recordaba que era sonreír. Tomó su lápiz y una pequeña hoja y comenzó a escribir:

¨El dolor es inevitable en la vida, pero aun así hay que recordar sonreír, no nublar nuestros pensamientos de sentimientos de odio, no hay que encerrarnos en un dolor eterno, hay que enfrentarlos y aceptarlos, avanzar cueste el tiempo que cueste¨

Y con esa última carta cerró para siempre el escondite de las cartas de dolor, ahora aprendiendo de cómo vivir



NOTAS DEL AUTOR

Quise hacer algo pequeño y me ha salido este cuento ¿Que les pareció?

Cartas de dolorWhere stories live. Discover now