—¿Qué tal todo? —pregunto entrando a la oficina de Agus.

—¿Por qué demonios todos dicen que estás saliendo con Jayden Harris?

—¿Saliendo? Tenemos dos hijos, no creo que la palabra correcta sea "saliendo".

—Dios mío Heather, ese imbécil les hizo mucho daño.

—Agus.

—No Heather, no. Eres como mi hermanita y me tendrás que escuchar. No sabes lo mucho que nos dolió a Andrew y a mi verte sufrir cuando ese cabrón se fue, dejándote con anillo en dedo y dándote dinero para que abortes como si hubieras sido una simple mujer con la que tuvo un par de polvos y ya. No sabes cuanto nos dolió verte con depresión casi todo tu embarazo, como te dolió criarlos sin un padre, que aunque no fue necesario, tu querías que tuvieran. No sabes como sufrimos al verte sufrir, y es injusto que llega, dice un par de palabras y pretende que todo sea como antes ¡No es justo!

—Él... él ya me explicó todo.

—¿Y eso va a ser suficiente? ¿Solo palabreo?

—Agus...

—No Heather, las cosas no se prometen, se cumplen, y ese imbécil es alguien en quien no se debería confiar.

—Agus, detente. Te amo con todo mi corazón, eres una de las personas que más me ha brindado su apoyo, pero eso no te da el derecho de criticar mis decisiones. Es mi maldito problema si creo o no en lo que me dice Jayden ¡Mi problema!

—¡Pues espero que como es tu problema no vengas llorando cuando al imbécil se le de por largarse de nuevo de tu vida! —me quedo con los labios separados y el pecho doliendo cuando sale de la oficina dando un portazo haciendo que todo tiemble al rededor.

—Dios mío —cubro mi rostro ocultando las ganas de llorar que tengo. Tomo una larga respiración y salgo de la oficina de Agus dirigiéndome a la mía.

Me encierro ahí, intentando no eliminar mi furia rompiendo cosas y gritando, tomo los proyectos que tengo que avanzar y mis manos tiemblan. Ni siquiera sé como, pero logro avanzar varios de los pendientes, olvidándome así de lo sucedido en la mañana al menos por un rato.

Cuando veo el reloj, noto que ya es hora de almuerzo y por lo tanto también es hora de recoger a los casi copias de la escuela, cuando salgo de la oficina me sorprendo al ver al Jayden con los dos rubiecitos correteando en media empresa.

—¿Jayden?

—Oh hola castaña, me llamaron para recogerlos porque hoy salían un poco más temprano, como no contestabas el móvil pregunté y dijeron que estabas muy ocupada trabajando, no quería desconcentrarte.

—Está... está muy bien. Gracias.

—No me des las gracias, ahora es mi responsabilidad, no es un favor.

Asiento y me acerco a mis hijos quienes me abrazan muy fuerte.

—¿Vamos a almorzar juntos? —pregunta el rubio mayor dejando un beso en mi frente.

—¡Quieo come pizza! —grita Juliette.

—Hoy no —niego—, ya hemos comido pizza hace unos días.

—Peo mami...

—Hemana, mi mami ya dijo que no —Hunter da pequeños golpecitos de apoyo en la espalda de su hermana.

Mi hija se cruza de brazos, enojada y nos ignora caminando frente a nosotros.

—Mi vida —su padre se acerca a ella intentando calmarla, e increíblemente ella se deja abrazar ¡Estando enojada! Jamás me deja abrazarla cuando está enojadaTienes que entender que no puedes comer pizza tantos días seguidos, es muy dañino, entonces si quieres mañana por la noche podemos comer una porción de pizza cada uno, pero hoy no ¿Sí?

Juliette asiente lentamente relajando sus hombros y cambiando el puchero que había hecho.

—Eta bien papi.

—Entonces vayamos a almorzar —toma la mano de ambos rubiecitos y caminamos juntos hasta el estacionamiento donde está el auto de Jayden.














Quizás algún díaWhere stories live. Discover now