El Hijo Del Hielo Y El Fuego

Sangre de Dragón, Sangre de Wolfdragon

Temió por la seguridad de su nieto cuando se enteró de la guerra contra los Greyjoy, se preocupó cuando se enteró que se encontraba en Winterfell antes de su séptimo día del nombre pero cuando Ashara le garantizo que Daeron no se iría de Foso Cailin antes de tiempo se tranquilizó, rezó a todos los dioses viejos y nuevos, los siete y hasta a R'hllor el dios rojo por la victoria y las noticias llegaron anunciando que los Greyjoy se encontraban diesmados, el único hijo sobreviviente de Balon fue mandado a Winterfell cómo pupilo de Ned Stark, la ex reina simplemente río lo llevaron como prisionero de guerra hasta que les fuera útil, Ashara le había anunciado que pronto regresarían a Foso Cailin y que estaban invitadas a visitarlos para "negociar", si podían ir serían recibidas con gustó.

Guardo la carta de Ashara y miro por la ventana a su hija quien disfrutaba practicar con el arco, Daenerys era una niña con diferentes gustos pero cuando se sentía de humor gustaba de practicar un poco con el arco y la flecha, era lista y una líder nata, era dulce y bondadosa, veía en ella a las reinas Visenya y Rhaenys en una sola, suspiró al pensar en sus otros nietos, las cartas contaban cómo Aegon era un niño bastante serio y no le gustaba jugar con los demás, Rhaenys era astuta y bastante buena con las armás, características que su hermano tenía pero no al nivel de ella o de Daeron, aún teniendo al mejor lancero de Dorne Aegon no podía compararse a su hermano menor pero no podía culparlo su tercer nieto había sido entrenado por los mejores guerreros.

Vio como nuevamente Daenerys acertaba en el centro de la diana y sonrió era increíblemente hábil, bajo al pateo donde la niña de seis años dejo su arco y se sentó debajo del limonero que tenían en su casa de Braavos, Daenerys amaba ese refugio lejos de las responsabilidades que conllevaba ser la hija de la señora de Dragonstone, el hogar ancestral de su familia lo poco que les dejo el Usurpador, su madre y ella viajaban cada cierto tiempo a la isla de los Targaryen sólo para que no olvidará de dónde venía pero a ella no le interesa nada de Westeros, no sentía ninguna conexión con ese lugar, ni con sus familiares que se encontraban en Dorne, su madre le platicaba de sus sobrinos pero no le interesaba ninguno de ellos, eran ajenos a ella, pero había un interés en una persona en una tierra salvaje y cubierta de nieve, su madre se escribía mucho con los pocos leales a su familia que se salvaron uno en específico quien había salvado su vida y la de su hijo, llevándolo con él al Norte donde el guardián de aquellas tierras Lord Eddard Stark lo acogió y le entregó una fortaleza y tierras, con él había llevado a su hermana y a su hijo, ese niño por extraño que sonará le era interesante pues por lo que su madre solía contarle era un par de lunas mayor que ella, era astuto e intrépido, bastante soñador, ella quería conocerle pero sabía lo que se opinaba de su familia en el Norte y peor sabía la opinión sobre ella por ser la hija del rey loco, detestaba que la tratasen cómo si tuviera las mismas costumbres que su padre, jamás entendería el porque su hermano mayor Rhaegar rompió sus votos con el reino, no entendería porque Viserys admiraba a su padre, simplemente suspiro y tomó su libro que dejó antes de tomar el arco y las flechas ese día, leyendas de todo el mundo conocido y por primera vez en todo el día se alejó de esos pensamientos, se alegro cuando vio acercarse a su madre quien llevaba una carta en sus manos.

-Daenerys sonriendo: Madre -Se levantó para abrazar a la ex reina- ¿Has visto que acerté tres disparos?

-Rhaella sonrió: Si hija lo he visto -Se separó un poco de su hija- Acabó de recibir carta de lady Ashara Dayne.

-Daenerys sonrió: ¿Qué te ha dicho madre?

-Rhaella noto el interés de su hija: Me ha escrito que la guerra contra los Greyjoy ha terminado y que volverán a Foso Cailin, Jon va con ellos para pasar las últimas lunas antes de su séptimo día del nombre -Vio a su hija perder un poco el ánimo-

-Daenerys decaída: Entonces... ¿No lo conoceré antes de que florezca?

-Rhaella río y abrazo a su hija: Tengo pensado ir a visitarlos, después de todo tenemos negocios que atender con ellos.