C A T O R C E

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014 . ( "Yo la respaldo" )

Durante los próximos veinte minutos, lo único que Luna'pey y Neteyam podían oír eran sus respiraciones mientras miraban el cielo recostados en la arena

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Durante los próximos veinte minutos, lo único que Luna'pey y Neteyam podían oír eran sus respiraciones mientras miraban el cielo recostados en la arena.

Por un largo raro habían estado hablando de sus hogares, compartiendo anécdotas y bromas tontas sobre sus hermanos. Neteyam le había contado a su amiga que por un largo tiempo quiso enseñarle a su hermano Lo'ak a usar el arco, pero, aunque fuera bueno, le faltaba mucha práctica. Entonces Luna le dijo que si a él le faltaba práctica, a Kitay le hacía falta un nuevo cerebro para guardar la información de los entrenamientos, porque era malísimo con aquella arma.

─¿Hace tanto frío en la Tundra como dicen? ─le preguntó Neteyam luego de un rato en silencio cómodo.

Luna pensó un rato aunque tuviera la respuesta clara en su mente.

─Sí ─soltó una risa burlona, y volteó su rostro para mirar su perfil varonil─. De hecho, ninguno de ustedes lograría vivir un día en ese lugar.

Neteyam levantó una ceja.

─Podemos usar sus ropajes. No creo que sea tan...

─Hablo enserio ─lo cortó, todavía sonriente y divertida─. Aunque usen ropajes de piel gruesa se les haría difícil salir con vida.

Neteyam se giró para mirarla, no solo su rostro sino todo su cuerpo. Apoyó su cabeza en su mano derecha y el codo de este brazo lo apoyó en el suelo. Negó con una mueca de curiosidad.

─¿A qué te refieres?

─Nuestro cuerpo se adapta a la temperatura como un mecanismo de supervivencia; así que, cuando estamos en lugares extremadamente fríos nos sale una capa de vello en la piel que nos proteje.

─Interesante...

─Y extraño, dado que a los demás na'vi no les sucede. Pero, es nuestra naturaleza, supongo. Y estoy agradecida. Aunque, a veces, en las fuertes y heladas ventiscas, no siempre es suficiente.

Neteyam solo podía imaginarse, entonces, lo fuerte que podría resultar vivir así. Pero Luna'pey no parecía triste ni molesta ni nada por el estilo. El na'vi entendía que ella amaba su hogar por más que tuvieran dificultades, por más que el clima fuera feroz, también guardaba su cálido amor en el corazón de sus habitantes.

Y le encantaba poder sentir aquella pequeña conexión por ese lugar al que jamás había ido. Supuso que era por ella, y el simple hecho de que ella había nacido allí. Ese lugar la vio nacer así como él la había visto en sus sueños por poco más de diez años.

Entonces, mirando sus facciones, le llegó una idea loca a la cabeza, y casi por acto reflejo quiso contársela. Pero los rugidos y aleteos de unos Ikranes les llamó la atención a ambos cuando estos, junto a sus jinetes, pasaron por encima de ellos.

Eran los del Artikuyen, teniendo en cuenta los colores monocromáticos de las bestias aladas y los tonos de azul frío en los na'vi que montaban.

Luna se incorporó mirándolos con el ceño fruncido, algo no andaba bien.

DIASPORA (neteyam sully) BORRADORWhere stories live. Discover now