25. "¿Ahora sí somos dignas de tu atención?"

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—Está bien, Arlene, puedo con esto —murmuró.

—Lo siento...

—Está bien.

No, nada de esto estaba bien. Todo se había ido a la mierda. El segundo latigazo le rompió la piel porque pude ver sangre gotear de sus costados. No, no.

—¡No! ¡Paren! ¡Por favor! —Volví a gritar porque esto era demasiado—. ¡Jarlen! ¿Cómo puedes permitir esto? ¡No tienes corazón!

Mi hermano me ignoró. El tercer latigazo fue tan fuerte que Ellary cayó hacia adelante, su cara estrellándose contra el suelo.

—¡De rodillas! —La pateó el rubio y ella se levantó, temblorosa, ensangrentada. Y la recordé sonriéndome, descansando su cabeza en mi hombro, apoyándome en mis momentos más oscuros y algo dentro de mi se rompió.

Debes romperte para verlo...

El guardia ya se preparaba para el cuarto latigazo. Él levantó el brazo.

—¡No! —Grité con tanta fuerza que me dolió la garganta. Y el guardia detuvo su brazo en el aire, su expresión estirada en sorpresa—. ¡No!

—¿Qué pasa? —preguntó otro guardia—. Continua.

El del látigo intentó bajar su brazo sin éxito.

—No puedo.

—¿Cómo que no puedes? —El guardia le quitó el látigo y lo intentó él, sin poder bajar el brazo para hacerlo—. ¿Qué diablos...?

Ellary cayó hacia delante de nuevo y quise ir a ella, pero los guardias aún me sostenían.

—¡Suéltenme! —Y me soltaron, sorprendiéndonos a todos.

Corrí hacia Ellary y la tomé con cariño sobre mi regazo. Cuando los guardias intentaron acercarse, sacudí la cabeza.

—¡No! —Y pararon—. Váyanse de aquí, ¡ahora!

Ellos compartieron una mirada confundida, pero uno a uno, se subieron a sus Visens y se fueron, con la excepción de mi hermano, quien me observaba con asombro.

—Me has salvado —murmuró Ellary con ojos entreabiertos.

—No sé que he hecho, pero ya no más dolor, Ella.

—¿Qué ha sido eso? ¿Qué has hecho? —preguntó Jarlen, acercándose.

—¿Ahora sí somos dignas de tu atención? —Reclamé de mala gana, levantando la mirada y me quedé paralizada ante lo que vi: Kol. Podía verlo claramente circulando en la piel expuesta de mi hermano: sus manos, su cuello, su rostro. ¿Cómo era eso posible?

Mientras yo procesaba lo que veía, Jarlen observaba a Ellary y era como si la viera herida por primera vez, su expresión se contrajo en dolor e intentó ayudarme a levantarla, pero mi amiga habló:

—No, no te me acerques. —La firmeza de su tono fue definitiva. Mi hermano dio un paso atrás. Seguía sorprendida ante lo que era capaz de ver, pero no diría nada. No era el momento, ya no sabía en quien confiar después de ver como dejaron que torturaran a Ellary.

—Haeran —llamé y en unos segundos, él estaba a mi lado—. Ayúdame a llevarla dentro, por favor.

Él no dudo y la cargó con facilidad dentro de la mansión. Me puse de pie y enfrenté a mi hermano, la decepción que me recorría era asfixiante, no podía describirlo, el silencio entre los dos decía mucho más que cualquier palabra, así que simplemente me di la vuelta y caminé hacia la entrada de la mansión donde estaba mi madre sola. ¿A dónde se había ido mi padre?

Suyo ✔️Where stories live. Discover now