Mi dulce Charlie.

2.7K 89 2
                                    


Me he corrido con Charlie. Otra vez.

Desde que tuvimos sexo siento que no hacemos otra cosa, que no queremos hacer otra cosa. Y debo reconocer que no tengo ningún problema con ello. 

Antes me parecía muy pronto para dar este paso, y ahora me pregunto cómo es posible que no lo diéramos antes.

Esta noche viene a mi casa y dormiremos juntos aunque mañana tengamos clase. Ya es una costumbre que nuestros padres han aceptado y que a nosotros nos apetece siempre.

Nos cuesta estar separados. Como si una especie de fuerza química y física nos atrajera mutuamente y no pudiéramos vencerla.

Y no quiero vencerla. Quiero estar pegado a él todo lo que pueda. Y cada día más.

Por fin suena el timbre del colegio, ya hemos acabado por hoy. Espero a Charlie en la puerta de éste, y cuando veo sus ojos claros viniendo hacia mí por el pasillo siento mariposas en el estómago. También recuerdo fugazmente el primer momento en que los ví, y me quedé prendado de algún modo. Algunos de sus rizos negros cayendo por su frente oscura, y su uniforme de talla pequeña. Le queda muy mono. Es tan mono...

Llega a mí y me da un besito en los labios. Lo recibo con gusto. Todos saben que somos novios, no nos escondemos. A veces nos damos la mano yendo por los pasillos, o en clase. Ya nadie se sorprende. Al fin y al cabo sólo somos dos adolescentes enamorados, ¿qué tiene eso de raro?

Le devuelvo el besito con unos segundos más de duración, y me mira al terminar con algo de corte. Sé que es muy tímido, y eso me gusta. Y no me importa que alguien nos mire o hable. Sinceramente, me da exactamente igual.

Nos vamos a mi casa dando un paseo tranquilo y cogiendo un autobús, donde me dedico a hablarle de mis clases sin él y de lo aburridas que han sido. No soy un gran estudiante, pero apruebo todo. Él es más empollón que yo. A veces me ayuda con la tarea, pero siempre acabamos liándonos antes o después de ésta.

Y así quiero que siga siendo.

Llegamos a mi casa, nos quitamos los zapatos, saludamos a mi madre, enciendo la kettle, saco dos bolsitas de té, le ofrezco a Charlie que me de su abrigo y su chaqueta, y los cuelgo en el perchero de la entrada. Deja su mochila junto a él, supongo que piensa que ahora vamos a hacer los deberes juntos.

Sin embargo yo tengo otros planes. Y llevo fantaseando con ello todo el día. Ni siquiera he podido concentrarme en tutoría viéndole a mi lado y pensando en lo que querría hacer en ese momento.

Charlie acepta el té con gusto. Me agrada verle comer algo, aunque sea líquido. Yo le acompaño y mi madre se sienta a hablar con nosotros. Cuando lo terminamos, ella se va al supermercado y nosotros subimos a mi habitación. 

Siempre cierro la puerta porque me gusta mi privacidad, y la suya. La nuestra. Aunque no siempre estamos teniendo relaciones mi madre no rechista. Gracias a dios.

Por fin se sienta en mi cama, se pone cómodo. Se quita los pantalones y la camisa del uniforme y yo me sonrojo levemente. Lo hace con total normalidad, ya se ha acostumbrado a que vea su cuerpo. Y eso me encanta. Lo hace mientras me habla de no se qué examen de literatura, pero presto poca atención. Me gustan sus calzoncillos de hoy. Le dejo un pantalón mío de andar por casa para que esté cómodo y una camiseta que por supuesto, le queda enorme. Va al baño a lavarse los dientes con un cepillo que ya dejó aquí hace tiempo para usarlo cuando se quedara a dormir, y me sigue hablando de su día. Se pone una goma en el pelo para sujetar sus rizos mientras se lava la cara, y me parece que es una monada.

Finalmente se calla, termina en el baño y viene a mi cama. Se acomoda. Me mira incrédulo. Y yo sólo me dedico a mirarle, a estar callado, a disfrutar de esta vista. Me sonríe y me pregunta que qué me pasa, y yo le devuelvo la sonrisa con más ternura que nunca. Me siento a su lado, le doy un besito en los labios. Me mira, me sonríe, asoma sus hoyuelos y creo derretirme en ese momento. Un rayo del atardecer incide en su cara y sus hombros, y el color azulado de sus ojos contrasta con el naranja del cielo. Es lo más bonito que he visto nunca.

Mi dulce Charlie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora