❥ 𝙵𝚛𝚊𝚐𝚖𝚎𝚗𝚝𝚘𝚜 ღ

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08/03/2023

'Ella brillaba hasta con el alma rota.'

No terminaba de acostumbrarse a su nuevo color de pelo, no es que no le gustase simplemente se le hacía raro, igual que tener la compañía del pequeño pájaro con ella.

No sabía que hacer, así que siguió caminando por el bosque para ver hasta dónde le llevaba.

Se sorprendió al percatarse de que los troncos de los árboles eran de distinto de color, los primeros que había visto eran morados y los que ahora tenía en frente azules.

Debía estar perdiendo la cabeza para imaginarse una cosa así pensó, ya que no era el solo hecho de que su pelo acababa de cambiar de color, si no que estaba en un bosque completamente imaginado por ella viendo árboles de colores.

Suspiró con fuerza y se sentó en el suelo, tenía unas ganas inmensas de llorar. Normalmente no lloraba, y menos delante de nadie, pero claro el pájaro no contaba.

De manera que apoyó los codos en las rodillas y dejó salir las lágrimas. Al principio caían de una en una, pero luego se convirtieron en un torrente que no dejaba de caer.

Lloraba en silencio, para no romper la tranquilidad que se respiraba en el ambiente. Tras un momento, que a ella se le antojó eterno, las lágrimas dejaron dejaron de caer. Fue entonces cuándo se dió cuenta de que bajo sus piernas habían crecido unas hermosas flores y... ¡Setas!

Vaya, que extraño pensó, pero no le dió tiempo a pensar nada más porque de golpe todo se esfumó y se hizo negro. Y cuándo abrió los ojos estaba en su habitación, tumbada en la cama.