Beomgyu no esperó un segundo más, no podría. Tomó un breve impulso, y se arrastró hasta que finalmente sus labios chocaron con los de Yeonjun.
Tan buenos, tan suaves, tan perfectos. Encajaban con los suyos de una manera en la que no era posible. Cálidos a través del frío.
Cuando Yeonjun lo atrajo hasta su regazo, pudo suspirar. La polla de Yeonjun pulsada bajo su trasero, con un ligero movimiento, se removió sobre su pelvis. Yeonjun gruñó, tomando fuerza en su cintura.
—¿Puedo?—. A pesar de su aliento entrecortado, Yeonjun se detuvo para analizar el rostro de Beomgyu. Entre jadeos largos, Beomgyu asintió—. ¿Hasta el final?—cuestionó claramente.
Beomgyu suspiró.
—Sí, Yeonjun—contestó—Fóllame, por favor.
Ya no tenía otra manera distinta de suplicarle, y si sus pantalones húmedos no decían más que sus palabras entonces Yeonjun era un idiota.
Afortunadamente, él no lo era. Yeonjun lo tomó por sus muslos, y tal como lo hizo hace unas horas, lo llevó hasta su habitación. Beomgyu no perdió tiempo en recorrer con sus manos el cabello de Yeonjun. Tan suave al tacto. Jadeó de anhelo, necesitaba tanto el toque de Yeonjun.
Cuando su espalda chocó con su cama, y Yeonjun tomó sitio entre sus piernas, empezó a desvestirse apresuradamente, como si el tiempo se estuviera acabando. Se quitó su camisa, Yeonjun lo ayudó con su pantalón.
Dios, su piel estaba quemando. Y ardía en donde Yeonjun tocara.
—Mira nada más—espetó divertido—. Tus pezones están duros.
Lo estaban, Yeonjun los tomó con la yema de sus dedos y decidió torturarlos con movimientos lentos sobre ellos. Cuando los toques se acompañaron con la lengua de Yeonjun, juró que podría llorar de placer.
—Alfa...—. No podrían culparlo de llamar a Yeonjun por su designación, nunca se había sentido más omega que cuando estaba en celo con este alfa en particular sobre él, cada parte de su raciocinio se iba de sabático—. Necesito, por favor.
Ni siquiera sabía qué necesitaba, tal vez, que Yeonjun se desnudara por completo, que su ropa se fuera, y poder sentir sus pieles chocar.
—¿Qué necesitas, bebé?—preguntó en murmullo tras su oreja, chupó el lóbulo antes de alejarse.
Beomgyu no habló, acercó sus manos y quitó todo lo que le molestaba en Yeonjun.
Su mano tomó la polla pesada. Dios, Beomgyu se estaba ahogando en laS feromonas alfas que Yeonjun desprendía, volviéndolo un charco de éxtasis.
—Por favor, ponlo dentro—. Suplicó con su voz rota, su voz perdida entre el mar de gemidos que lo acompañaban.
Yeonjun gruñó.
—Déjame prepararte—. Dijo.
Beomgyu pudo ver una pequeña vena de esfuerzo en Yeonjun. Se estaba conteniendo para no lastimarlo. Beomgyu no tenía miedo en que Yeonjun lo lastimara de ninguna manera.
Él quería protestar, pero la manera en que los dedos de Yeonjun se hundieron en él le arrancó un largo gemido. Los movió en su interior, e intentó doblarlos levemente para estimular su próstata. Tan bueno, no como la mayoría de los alfas que solo se metían sin esperar nada.
—Te ves tan hermoso gimiendo—. Él se ahogó en las palabras de Yeonjun, y se sonrojó ante el halago—. Todo rubor tus mejillas.
Estaba rojo, de calor, de excitación, de tiernas marcas rojizas en su piel que Yeonjun se había encargado de succionar mientras lo desvestían.
Yeonjun tomó sus piernas y las llevó hasta sus hombros. Estaba descubierto totalmente, bajo la severa mirada del alfa. Beomgyu gimió adolorido ante la exposición. Su húmeda entrada se cerraba ante la nada.
Beomgyu pensó que Yeonjun finalmente lo follaría, pero en cambio, obtuvo una delicada lamida sobre su agujero. Llevó sus manos hasta el cabello de Yeonjun, tomándolo con la fuerza suficiente para sobrellevar todo el placer que sentía.
—Sí, Yeonjun—gritó, quedándose sin aire—Por favor, por favor.
Beomgyu no era de rogar mucho, pero a este punto, en medio de su celo y bajo el efecto del aroma de Yeonjun, lo único que le restaba era suplicar.
Por eso, no se detuvo a pensar cuando el aroma de Yeonjun se intensificó, el color de sus ojos se tornaba más intenso y la manera en que todo su cuerpo se sumía bajo sumisión. Miró directamente a Yeonjun, apretando sus hombros a la espera de que su mensaje fuera claro.
Un grito ensordecedor se escapó de sus labios cuando Yeonjun lo folló por completo. Entró en él de una sola estocada, tocando fondo con la punta. Apretó sus ojos hasta que se acostumbró al tamaño. Los alfas solían tener un crecimiento de algunos centímetros cuando entraban en celo. Y Beomgyu no era estúpido, a juzgar por el comportamiento errático de Yeonjun a comparación de hace unos momentos, el alfa había entrado en celo.
Lo judió rápido y profundo, sin dejar de sostener sus piernas sobre sus hombros. Gruñendo en su cuello y marcando con mordidas leves. Al omega de Beomgyu solo se le antojaba ser mordido y reclamado. Sentía a este alfa como suyo incluso antes de ser nada.
Indiscutiblemente, siempre le había pertenecido a Yeonjun. Cada uno de sus orgasmos.
Yeonjun lo mantenía inmóvil bajo su cuerpo, tomándolo con todas sus fuerzas, arremetiendo hasta que Beomgyu no podía hacer más que gemir y rasguñar su espalda en busca de soportar el placer.
Necesitaba liberarse, necesitaba correrse. Yeonjun lo supo al instante casi como leyendo sus pensamientos. Beomgyu gimió agradecido cuando la mano del alfa se envolvió en su polla desatendida entre sus cuerpos. Solo necesitó unas cuantas sacudidas para liberarse.
Y por fin, todo encajó para él.
—¡Yeonjun!—gritó, haciéndose polvo bajo los brazos del alfa.
Yeonjun no necesitó mucho más que la estrechez de su omega corriéndose, solo necesita un poco más. Cerró sus ojos, absorbió el dulce aroma de Beomgyu, su polla pulsó, su saco se recogió.
—Márcame, por favor, Yeonjun—. Los ojos de Beomgyu estaban perdidos, Yeonjun los encontró en el placer total—. Muérdeme, alfa, por favor.
Yeonjun no encontró forma de decir que no.
—¡Beomgyu!—. Yeonjun no necesitó detenerse a lamentarse antes de sujetar a Beomgyu.
El grito de Beomgyu le arrebató el aliento. Yeonjun lo mordió en el lateral de su cuello, y no muchos segundos después se corrió en su interior. Beomgyu estaría húmedo de lubricante y semen durante horas, pero no parecía muy importante en ese momento.
—Te corriste de nuevo—. Yeonjun rió suavemente al encontrar a la polla de Beomgyu todavía filtrando su corrida.
Beomgyu le dio un ligero golpe en su brazo.
Pero también se rió, y extendió sus brazos.
Yeonjun no se negó a quedarse esa noche a dormir junto a él. Tácitamente, también estaba aceptando quedarse a su lado.
Quizás para siempre.
WAAA al fin escribí este capítulo, creo q solo queda 1 o 2 capítulos, entre ellos el final
por eso, vayan a leer mi otra historia q también tiene un amor muy bonito del yeongyu! ♡
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¡Te estoy buscando, Yeonjun! ● yeongyu
FanfictionBeomgyu estaba cansado, exhausto, harto, ya no tenía mucho más para decir, más allá del nombre de Yeonjun, literalmente. Y, ¿quién se suponía que era Yeonjun? Después de todo, él tampoco tenía ni la más mínima idea. -historia corta. -bgbttom yeonto...
capítulo siete
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