Extra 3: Fundidos

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—Son un montón de morbosos que no tienen los ojos quietos.

—Tú pareces uno. Te gusta observarla pero le huyes cuando la tienes cerca. Eso es miedo, Flavio.

Sería inútil negarlo, sé que la veo mucho y lo odio.

—Deja de decir babosadas.

—Es la verdad.

—No te estoy pidiendo que la digas. Mejor coméntame como te fue anoche con la chica que ligaste.

—Fatal.

—¿En qué sentido? —pregunto risueño.

—Te vas a reír si te digo, además, no se debe hablar de lo que se hace en la intimidad con una mujer, eso no es de hombres.

—No te estoy pidiendo que me des detalles. Solo quiero saber por qué fue fatal. ¿Te rechazó? ¿Se embriagó y vomitó? ¿Qué?. A eso me refiero.

—Le dió miedo cuando vió a mi amiguito.

Suelto una carcajada, sacudiendo la cabeza.

—¿Es enserio?

—No te burles, Martin. No pensé que se asustaría.

—No me digas que te dijo lo mismo “eso es muy grueso” —sigo riéndome— Debes buscar a chicas que no se vean tan tímidas o apacibles, esas se asustarán, ya lo has experimentado muchas veces.

—Y lo odio —se queja.

—Estabas acostumbrado a Enola, ella es una bestia y Helen... Bueno, debes buscar a una que no tenga miedo de quedar en sillas de ruedas.

—No menciones a ninguna. Helen debe estar muerta y Enola finge que no existo.

—Tiene todo el derecho de hacerte la ley del hielo. Te lo ganaste.

—Y no me arrepiento.

—Eres un desgraciado —digo con sinceridad.

—¿Quién del escuadrón no lo es?

—Yo no me acostaría con Kassia y luego con Venus o alguna de las chicas que aprecia...

—Tienes una parte viva de tu corazón, yo no, no debo y tampoco puedo.

Ruedo los ojos y sigo mirando a Kassia cuando se ríe de haber anotado más que Enola.

—No te justifiques. Sé sincero y di que no te saciaba completamente.

—Ya estaba harto de todo.

—¿Ves? No fue difícil aceptarlo. Bien, ahora, busca buenos polvos o contrata a una dama de compañía. Tengo buenos contactos, puedo pasarte varios.

—¿De dónde los tienes?

—Pues, tengo acceso a muchas cosas y los números telefónicos no son la excepción. ¿O se te olvidó de lo que soy capaz?

Palmea su frente.

—Sigo pasado de tragos. Creo que necesito dormir un rato. ¿Qué haremos en la noche?

—Iremos a pasear. Hay un parque cerca, se hará una feria, habrá música, comida, diversión... Las chicas quieren ir.

—Eso suena aburrido.

—No vayas si no quieres.

—Iré solo porque salimos en grupo y no quiero ser un idiota al dejarlos de lado.

—Buena respuesta, Taylor.

—¿Me pasas un agua? —se acerca Kassia con una pequeña toalla alrededor de su cuello. Está muy sudada y su piel brilla— Por favor...

ARMAGEDÓNWhere stories live. Discover now