"m...me alegro" fue lo único que atinó a contestar. recibió rápidamente la paga correspondiente y corrió a refugiarse a la cocina, no sin antes agradecerle por su consumo.

que difícil eran ciertas viejitas. si hubiera querido una señora para que lo terminara de criar y de paso comprarle la última play ya lo hubiera pedido, pero obviamente no era su caso. se estremeció exageradamente ante la idea.

pasaron unos tantos minutos luego de que las señoras se retiraron. decidió distraerse buscando algunos resúmenes de los partidos más recientes de la ligue one, mientras se apoyaba sobre el mesón y se balanceaba sobre sus talones.

el característico sonido de la puerta captó de inmediato su atención y sus cejas se alzaron cuando notó quien era. otra vez estaba el brasileño ahí, y otra vez estaba ese pequeño sentimiento de nerviosismo porque no caía en cuenta sobre el hecho de conocerlo en persona.

"hola, hola" saludó neymar con una tímida sonrisa sobre su rostro, su cabello estaba especialmente peinado en marcados rulos y leo pudo notar la camiseta bien planchada y el pantalón lujoso que llevaba, decorada con aquellas joyas que caracterizaban al muchacho a través de las pantallas. ante la atenta mirada del argentino, el jugador tomó asiento en la mesa en la que ya se había sentado las dos veces anteriores, justo cerca del mesón. "no sabía que también atendías los domingos, que suerte"

lionel demoró en reaccionar, pensó que no importaba cuántas veces el famoso iba a ir al restaurante, no se iba a acostumbrar nunca. el ligero "mh" que el otro emitió la sacó de su pequeño trance.

"ah, sí" acomodó su cabellera con un brusco movimiento de mano y caminó hasta quedar fuera de la cocina. "pero lo' domingos solo atiendo hasta la medianoche"

neymar observa brevemente su reloj y vuelve a sonreír, esta vez con más emoción, llevando su mirada al argentino. "mi día de suerte, vine media hora antes de que cierres"

lionel asintió sin saber qué decir, encogiéndose de hombros como cada vez que se siente nervioso. antes de que el brasileño pudiera decir algo de nuevo, le llevó el pequeño menú de plástico que había sobre la mesa. lo observó leer la carta por unos largos segundos.

"hoy estoy bien con un... choripán"

"buena elección" susurró leo, sonriendo inconscientemente ante la decisión de neymar.

era una opción simple y rápida de preparar, así que no demoró más de diez minutos en tener la comida emplatada y bien servida para el delantero. la sonrisa se mantuvo en todo momento sobre su rostro, como si preparar algo que se le hacía tan familiar le causara genuina felicidad.

"ahí 'ta, tiene que gustarte" comentó con un inesperado tono divertido, muy opuesto al tono hostil que había utilizado en su contra las dos primeras veces. su sonrisa se borró cuando notó la mirada perdida del brasileño, quien siempre se había presentado un poco más bullicioso. "¿qué pasa? ¿te arrepenti'te de haber pedido choripán?"

neymar alzó su cabeza y la mirada profunda de este volvió a sentirse amenazante para el pulso de leo, pero decidió ignorarlo. "¿alguna vez has ido a una fiesta y te has sentido traicionado por alguno de tus amigos?"

messi frunció el ceño y ladeó su cabeza para pensar en el escenario planteado, pero nada fue a su cabeza. un sarcástico bufido salió de su boca.

"no, la verdad, mis amigos no hacen fiestas"

el suspiro del muchacho llama su atención. neymar sacude su mano y palmea la mesa, en una clara señal para invitarlo a sentarse a su lado. "ven, ven, te cuento"

su estado de ánimo se palpaba tan mal que leo no tuvo la valentía de ser malo y aceptó, tomando una silla y sentándose lo más lejos posible del otro en la mesa cuadrada y pequeña en la que estaban. cuando terminó de acomodarse, removiéndose incómodamente sobre la silla, le indicó al otro que continuara.

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