Smells like a teen spirit

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24-6-22

-Sabes que voy a volver con novio, aunque sea irlandés.

-Jaja.- Ahí estaba mi maravillosa y queridísima mejor amiga, Beatriz, burlándose.

-¿Acaso no me crees capaz?, sabes que los chicos se mueren por mí.

-Muy graciosa, no llamas tanto la atención entre lo chicos.

Sé que yo no lo dije enserio, pero me ofendió de todos modos y me quedé con las ganas de decirle que ella no era un partidazo como se creía.

-Llámame todos los días, ni se te ocurra hacerte mejor amiga de otra chica.

-Eres una pesada, claro que no voy a encontrar a nadie, ¿quién iba a ser tan pesada como tú?.- Respondí bromeando.

Para ser sinceros llevaba tiempo pensando en que Bea ha cambiado mucho y que aunque la quería, ya no era lo mismo, ya casi no quedábamos a patinar ni a ver crepúsculo. Sentía que Bea ya no era mi mejor amiga y la verdad, no quería volver a que lo fuera.

-No sé por qué me preocupo, nadie podrá aguantarte como yo hago.-Tenía toda la razón.

Nos dimos un abrazo y nos despedimos. Iba a echarla de menos un montón.

Al quedarme sola el resto del camino, fui pensando en mis cosas y dejé que mis nervios alcanzaran mi radiante positivismo. Pensaba en cosas como: ¿y si hablo mal inglés y la familia no me entiende?, ¿y si no hago amigos?, ... 

Hoy había sido el último día de clases y llevaba todo el día pensando en el viaje. Al menos, hubo ratos en la fiesta del último día en que me lo pasé genial y conseguí vivir el momento con mis amigos, como suelo hacer. 

-Emma, ¿has terminado la maleta?- Me preguntó mi madre.

-Me quedan un par de cosas y voy a casa de José.- Estaba más nerviosa de lo habitual y quise distraerme en casa de mi amigo, con más amigos.

-Vale, que no se te olvide la toalla.

Cuándo terminé la maleta, me dirigí a la urbanización de José. Esa tarde lo pasamos genial, nos bañamos en la piscina, hicimos tonterías, jugamos a las cartas, etc. 

Al volver, me traje a una personita llamada Bea que vivía en la urbanización de José. Llamé a mi madre y dijo que se podía quedar a cenar si su padre le dejaba. Como él aceptó, Bea vino a mi casa e hicimos la cena porque mis padres estaban preparando cosas para su vuelo a Italia. 

Cuando Bea se fue, mi hermana mayor Lía y yo nos quedamos viendo una peli hasta las dos de la mañana.

-Creo que me voy a dormir.-Concluyó mi hermana.

-¡No puedes!, íbamos a ir sin dormir.

-Es que tengo sueño.

Maldita Lía siempre me hace lo mismo.

25-6-22

Al final cedí pero me quedé dando vueltas una hora. A las cuatro de la mañana una voz me llamaba, era mi madre, nos teníamos que ir ya.

En los 15 minutos que tardábamos en ir al aeropuerto, estaba medio dormida. No soy una de esas personas que duerme mucho, y menos de noche, sin embargo, una vez que me duermo no hay nadie que me pueda despertar.

Por fin llegamos, vimos un grupo de personas y allí nos metimos. Efectivamente, allí teníamos que estar. Nos reunimos con mi prima Yaiza, y mi tía. 

Pasaron lista, parecido a clase, pero un chico llegaba tarde. Cuando por fin llegó, facturamos las maletas sin problemas.

-¿Con quién hablabas?- pregunté curiosa a mi padre.

-Con un compañero, vas a ir con su hija, es esa de allí.- No me llamó especialmente la atención pero parecía amable.

Mi padre trabaja en el aeropuerto y antes de facturar, hablamos con un par de compañeros más.

Al final llegaron las despedidas para pasar los controles. Abracé fuerte a mi madre, a mi tía y después a mi padre. Mientras le achuchaba, oía como mi madre decía a mi hermana que si hacía amigos que me los presentara y que no me dejara sola. 

Las profesoras, se llamaban Celia y María, nos dijeron que era hora de ir al control. Era muy agobiante. Me hicieron quitarme desde anillos y pendientes hasta el cinturón y las zapatillas.

Al pasar por el detector de metales me pararon, ahí es donde me agobié más. María me dijo que a veces se coge a a alguien aleatorio y que no me asustara pero me empezaron a cachear y vi como salían mis pertenencias de la cinta. Al final se quedó en nada y me senté junto a mi hermana y mi prima. 

-Vale, chicos ahora bajamos en dos ascensores, cogemos un tren y nos bajamos.- Explicó Celia. 

Al bajarnos del vagón pasamos por un mostrador en el que un policía nos pedía el pasaporte y la autorización de menores viajando solos, y nos lo devolvieron. Por fin nos sentamos y fuimos al baño.

-Yo también tengo sueño.- Escuché a Lía decir a mis espaldas.

-Es que ayer me gradué y estuve de fiesta hasta tarde, por eso he llegado tarde.

Me quedé impresionada, siempre supe que mi hermana tenía dotes sociales avanzadas pero ya había conocido a alguien antes de entrar en el avión.

Resultó ser un chico de 16 años llamado Nolan. Era de la sierra y era muy majo. Además su asiento era muy cercano al nuestro. Antes de coger el avión comimos algo y mandé una foto al grupo de la familia.

Por fin nos dijeron que fuéramos subiendo al avión. Yo estaba dormida, prácticamente, pero en mi interior tenía una mezcla de emoción, nervios y sueño, mucho sueño. 

Pero ante todo, sabía que iba a vivir una gran nueva aventura.

El camino hacia el amorМесто, где живут истории. Откройте их для себя