Pensamientos de medianoche

¿Quién se cree que es?

¿Quién te crees que eres?
En serio, te veo y no puedo distinguir ni siquiera una pizca de la persona que me vendiste, de esa persona que me miraba como si fuera su mundo entero, como si de apreciar a una obra de arte se tratara.
Me hiciste probar el cielo, tocar las suaves nubes con la punta de mis dedos y después me dejaste conocer lo que era la caída libre.
Grité.
Lloré.
Imploré.
Traté de agarrarme de cualquier rama a mi vista y que estaba disfrazada de una esperanza de que sentirías algún tipo de empatía por mí.
Una vez que caí en pleno desierto, aún con un último aliento, me aferré hasta que de mis uñas saliera sangre.
Cuestioné todas mis creencias.
Me revolqué en la arena, esperando que vinieras a salvarme.
Miré al cielo buscando respuestas y pude sentir una suave y fresca brisa en mi rostro, vi a un pájaro volar muy alto y pregunté:
¿Quién te crees que eres?