Y yo, nuevamente, me suicido
poniendo mi ego sobre sus deseos,
poniendo mis deseos sobre sus egos.
Cometo harakiri
protegiendo
lo que nunca nadie ha protegido.
Cedo ante el honor
de defender lo poético...
lo poéticamente incorrecto.
***
Antología...
No soy la oveja negra ni el hijo pródigo. No soy un genio ni un prodigio incomprendido. No soy un criminal, un mafioso, un asesino. No soy un político, un policía, un opresor. No soy racista ni abiertamente feminista. ¿Qué soy? Un punto en medio. ¿Qué soy? Dentro del espectro. ¿Qué soy? Materia diluida, solo materia. ¿Qué soy? Soy entropía. Humano, cuerdo. Ser. ¿Quién soy?
No importa cuántas veces se haga la pregunta, no existe una respuesta. No existe una. Es la incógnita primigenia durante el ocio. Mira tu cuerpo deformado en el espejo, ¿eres completamente capaz de verte a ti mismo? ¿Eres completamente capaz de hallarte en el reflejo? ¿Te identificas con tu cuerpo? Yo no. Si me veo, no existo. No soy mi cuerpo.
No soy mis acciones ni mi intelecto. No hay una etiqueta, nada me define. Soy un punto preconcebido en el espectro. Un humano. Nada más, nada menos. Un animal antropomorfizado, hecho a Su imagen y semejanza. Un ser incorruptible que se ganó el cielo por el simple hecho de redimirse, simplemente por haber nacido.
Mujer. Hombre. Un código binario. Masas. Aglomeración. Estadio. El intelecto se profana cuando todos siguen la misma oración, la misma palabra.
¿Yo quién soy? ¿Cómo estar seguro de que siempre he sido el mismo? Me voy transformando, células muertas caen de mi cuerpo y me dan alergia. Hecho polvo, en ambos sentidos.
Un adolescente edgy, una virgen esperando ser violada.
Un ser intransigente, sustantivo sin sustancia. Un cerebro que escapa a la voluntad porque todo es biología, antropología, ciencia. Todo debe ser comprobado, debe haber repetición de un fenómeno para que se considere verdadero.
Entonces, ¿quién soy? No existe una respuesta ni una sola opinión. Hay muchas. Soy lo que dice la gente de mí porque ellos no me han visto, no saben lo que pasa en mi cerebro, no conocen mis traumas; es solo un concepto, primeras impresiones hechas un ser con el que no me identifico. Un desconocido.
¿Quién soy? ¿Soy mis acciones o mis palabras? ¿Soy mis promesas cumplidas o esas por cumplir? ¿Soy lo que percibo de mí o una aglomeración del todo? ¿Quién soy? Porque ser siguiendo solo un significado sería limitar la pregunta, sería minimizar lo que abordan mis párrafos. Sería ignorar mis dudas y abandonar una parte de lo que una vez fui.
¿Quién soy yo? ¿Soy el ayer o el hoy? ¿Soy el verbo en pasado, presente o futuro? ¿Soy una meta, un destino o el karma? ¿Significo algo para las masas? Todo se resume en el colectivo, en la simplificación completa del concepto para que se vuelva digerible. Soy lo que ellos han visto de mí, soy lo que hago y lo que pienso, todo al mismo tiempo.
¿Quién soy? Solo sé que no soy vos y que solo pienso porque existo; nací con un cerebro consciente de sí mismo, esa es la gracia. Porque el humano es el único ser con relevancia. Son dioses y pecado pero siempre tratan de dividirlo. Son contradicción y la ausencia de esta al mismo tiempo. Lo son todo sin nada, porque ser nada carece de sentido. Si eres nada, no piensas, no hablas; eres solo un animal, un voto ilegible para la democracia.
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