LA SERPIENTE DE LA MUERTE.

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Piso el acelerador a fondo y logro pasar a unos cuántos coches con facilidad mientras que mi canción favorita suena a todo volumen en el automóvil.

Sigo acelerando y finalmente llego a mi destino después de unos pocos minutos.

Abro mi puerta y bajo del vehículo para observar el establecimiento que tengo delante.

El gran bar "The Hell" retiro mis gafas negras de mis ojos y avanzo hacia le entrada del local. Me adentro y me encuentro con unos cuántos tipos bebiendo. Llamo la atención de algunos y estos sin decir absolutamente nada comienzan a abandonar el local, todos menos uno que se encuentra en la barra. Él ni siquiera se ha dado cuenta de mi presencia.

Eso me alegra ya que necesito hablar con él.

Camino lentamente hacia la barra, me coloco a la derecha del joven pelinegro, él deja de beber su trago y voltea hacia mi.

—Hola Pater —lo veo y sonrió —.Me da gusto verte.

Él trata de irse pero lo tomo del brazo.

—No tan rápido mi amigo. No vas a ir a ningún lado —le digo —.Ya no te sirve escapar Pater. Mis hombres ya debieron de haber rodeado todo el lugar. Esté es el jaque mate.

Centro mi mirada en la cantinera.

—Lo de siempre por favor.

—Cómo usted diga señor Salvatore —dice ella.

La chica me sirve el trago y me lo deja sobre la barra.

—¿Podrías dejarnos solos un momento?

—Claro guapo.

La chica se retira dejándome solo con Pater.

—¿Sabes a lo que he vendido? —le cuestiono.

—No, no lo sé.

—Eso es una gran mentira amigo mío. Eres un mentiroso y eso no me gusta en lo absoluto —contesto y tomo mi copa para darle un pequeño sorbo —.Si que sabes a lo que he vendido.

—Te juro que no lo sé.

—Ya deja de mentir. Oh harás que termine con mi paciencia. No te gustará verme molesto, no suelo comportarme muy bien cuándo me enojo —dejo la copa sobre la barra y nuevamente volteo hacia el chico —.Tú Pater pensabas vendernos a la policía, específicamente al jefe Black.

—S-señor Salvatore, le juro que no es así.

—Que dejes de mentir. Me estás haciendo enojar y lo digo demasiado en serio. Un pajarito me dijo que te has estado viendo con el jefe Black desdé hace más de un mes, te pidió que nos vendieras y tú cómo el maldito perro traidor que eres aceptaste a cambio de una suma considerable de Euros ¿Oh me estoy equivocado amigo? .

Él no responde, solamente mira fijamente la copa.

—Planeabas darle mucha información sobre nuestros negocios, así cómo los nombres de todos los que nos ayudan. Un soplón en estos tiempo no es muy bien visto Pater, eso lo deberías de saber perfectamente —comento —.¡Vamos! No te quedes callado, dime algo. Trata de defenderte.

—Yo... no voy a negarlo.

—¿Por qué? ¿Por qué traicionarnos después de todo lo que mi familia te ha dado? Nosotros te dimos la mano cuándo tú madre estaba enferma de cáncer ¿Lo has olvidado?

—Me ayudaron. No lo voy a negar, pero lo que ustedes hacen no es correcto. Ustedes los Salvatore matan personas, trafican armas y droga.

—Es un negocio.

—No lo es.

—No me importa honestamente lo que pienses Peter. Lo que verdaderamente tiene que importar aquí es que tú nos has dado la espalda y ahora yo tengo que arreglar todo el desastre que has hecho.

—Sé lo que quieres decir. Me vas a matar.

—Eso mismo. No quisiera pero tú juego del gato y del ratón de los últimos dos días me han dejado muy cansado. No me gusta que nadie juegue conmigo Pater.

—No te vengas a hacer el santo. Sé perfectamente bien cómo eres. Tú eres un asesino cómo tus tíos, tú abuelo y tú padre. Eres la serpiente de la muerte y cómo todos dicen tú no tienes arrepiento a la hora de disparar un arma.

Una risa sale de mi boca.

—Hay un error en lo que dices —digo y él me mira confundido.

Escucho unos pasos a mis espaldas. Volteo hacia la entrada y veo a mis hombres entrar. Uno de ellos se acerca a mi y me entrega una arma muy especial para mi.

—Yo no siento arrepiento eso está claro... pero el error está en que no suelo disparar un pistola para acabar con los enemigos —retiro la manta que envolvía el arma —.Yo prefiero algo con más estilo —doy la vuelta y apunto a Peter —Algo así cómo está Katana ¿Sabes? Estudie dos meses en Tokio, en esos dos meses pude aprender demasiado. Entre esas cosas el manejo de está arma. Es hermosa ¿Verdad? El poder acabar con mis enemigos con está hermosura me provoca una gran satisfacción, hacerlo de una forma tan elegante siempre me ha representado. Lástima que en esté caso... no podré hacerlo de esa forma.

—P-por favor señor Salvatore. No me mate —suplica nervioso.

—Deja de decirme señor Salvatore. No me gusta, jamás lo ha hecho. Las formalidad no va conmigo —respondo —.Llámame por mi nombre... Alec Salvatore —de un rápido movimiento le corto el cuello con la espada y Pater cae al suelo —La serpiente de la muerte —veo el cuerpo en el suelo.

Trabajo hecho.

—Tomen su celular y escriban un mensaje al jefe Black. Ya saben que tienen que hacer —ordeno —.digan que el trato se cancela.

Mis hombres asienten, uno de ellos revisa el cadáver y el celular para enviar el mensaje.

—Señor Salvatore —la cantinera llega.

—¿Qué pasa? —la miro.

—La señorita Lockwood quiere verlo.

—¿En dónde está?

—En el antro de siempre. Ella me dijo que usted ya sabía a cuál se refería.

—Lo sé, gracias por decirme. Lamento el desastre.

—No se preocupe. Yo comprendo perfectamente la situación. Odio mucho a los traidores.

—Buena chica —le sonrió —.Nos vemos después.

Ella asiente y miro a mis hombres.

—Ustedes limpien esto y regresen a casa. Díganle a mi familia que no me esperen para la cena ya que iré con la señorita Lockwood —digo y avanzo hacia la salida.

Salgo del bar, voy hacia mi coche, subo y arranco.

Otro trabajo realizado a la perfección. Merezco un buen descanso.

Salvatore Where stories live. Discover now