-¿Cómo la tienes? – pregunto emocionada, debe ser la única foto de nosotros dos de niños.

-¿Te acuerdas que tu madre nos sacó esta foto?

-Lo recuerdo perfectamente – los dos nos encontramos en los escalones de afuera de la casa de él, un Hunty de nueve años se encuentra sentado y a su lado una pequeña Olivia de siete años ambos tomados de las manos y en lo que parece ser una interesante conversación. Mamá en ese entonces estaba embarazada de los mellizos, recuerdo que en esa época, libre de todas drogas, se había comportado como una verdadera madre, y había compartido varios momentos con Hunter y conmigo.

-¿Seguimos? – me susurra y yo asiento con mi cabeza, dejando esa foto con sumo cuidado en el lugar.

Me lleva hasta una habitación que convirtió en un precioso despacho, con dos escritorios, sonrío ante la idea de él estar trabajando en alguna cosa del club en alguno de esos escritorios y yo terminando algún trabajo pendiente de la empresa en el otro. Seguimos a la siguiente habitación, la cual es una de huéspedes, la siguiente a la que entramos es la principal, con una cama enorme y el baño en suite, lo miro y él me mira con esa sonrisa arrogante y me guiña un ojo, haciéndome apretar nuevamente mis piernas.

-Ésta está sin decorar – dice abriendo la siguiente puerta, una habitación pintada de blanco y sin ningún mueble me recibe – Es la habitación de nuestro hijo – me abraza por atrás, dejando sus enormes manos en mi vientre – quiero que la decoremos juntos – y una enorme sonrisa se planta en mi cara, imaginándome cómo decorar la habitación de nuestro bebé.

-Me encanta Hunty, me encanta la casa – digo girándome para poder verlo – Amo la idea de poder decorar juntos la casa y...

-Y falta lo último – me interrumpe, yo hago un pequeño puchero con mi boca por no dejarme hablar, sus ojos se fijan en ella, los cierra con fuerza y sacude su cabeza, para tomarme la mano y guiarme hacia la parte de atrás de la casa.

-Hunty – lo llamo.

-Falta lo último Liv – me repite, sabiendo que mi llamado es para poder besarlo, sabe perfectamente que ya lo perdoné por todo, que no puedo vivir sin él, que lo necesito.

Cuando llegamos a la parte de atrás sonrío, sonrío grande, porque hay un sector que está decorado con pequeñas luces, y en el medio de todas esas lucecitas una mesa para dos, estoy tan ensimismada en todo lo que hay a mi alrededor que no me doy cuenta que Hunter no está más detrás de mí.

-Liv – me llama y giro para poder mirarlo, él tiene el chaleco que quiso darme cuando yo decidí terminar la relación, noto su mirada nerviosa y un leve temblor en su voz cuando comienza a hablar – La primera vez que te lo pedí, admito que no fue el mejor momento, pero cuando tuve ese viaje solo pensaba en volver para pedirte que seas mi VD. Cometí muchos errores, y sé que voy a cometer más, pero me encantaría que tú me ayudes para ser un mejor hombre para ustedes. Quiero hacerte feliz, todos los días de nuestras vidas, quiero cuidarte y amarte. Quiero que acá formemos una familia, quiero que nuestros hijos crezcan rodeados de amor, de personas que los amen y se lo demuestren todos los días. Quiero que ellos tengan lo que a nosotros nos negaron cuando éramos niños, un lugar al que llamar hogar – siento mis ojos llenarse de lágrimas, porque yo también quiero lo mismo para nuestro bebé - Joder, quiero follarte Liv, mis pelotas están azules, cada vez que te veo quiero enterrarme en ti, verte embarazada solo hace que me enciendas más – yo río entre lágrimas – por favor mi pequeña, dime que sí, dime que quieres ser mi VD – yo asiento entre lágrimas y me tiro hacia sus brazos, él me aprieta contra su pecho y escucho su carcajada de felicidad, que solo hace que yo misma me ría mientras lloro.

(Re)encontrándonosWhere stories live. Discover now