— ¿El resto? —Lucifer levantó sus cejas— ¿Te refieres a Alastor y Husk?

Angel sonrió y le guiñó un ojo al rey.

— El resto de nosotros. —Él aclaró sin realmente hacerlo.

El rey se mostró más interesado, pero no dijo más.

— Tal vez deberíamos pedirle a Rosie que organice la siguiente reunión. —Lilith tomó el brazo de su esposo y lo animó para que tocase el material en la capa de Angel— La calidad es impresionante ¿Y el estilo? Como en los viejos tiempos.

— Creí que te gustaba el toque moderno de Velvette. —Lucifer sonrió peligrosamente a Angel a pesar de estarle hablando a su esposa.

— Pero solo mira a este material, es tan clásico, pero a la vez moderno. —Lilith se encogió de hombros de forma juguetona— Me pone nostálgica.

Angel sonrió ocultando su malicia. Para él sería mucho más fácil si en los próximos eventos tuviese un rostro aliado con él y menos miradas asesinas.

— Mi amor, vas a partir el corazón de Velvette y ella aún no se recupera de Valentino. —Lucifer le recordó a su esposa, despidiéndose con la mirada de Angel— Ya es duro para ella tener que trabajar con el asesino de su estimado amigo.

— Oh, por favor... todos sabíamos que tarde o temprano alguien mataría a Valentino. Solo me sorprende que no fuese Vox. —Lilith comentó mientras se alejaban ganándose una mirada entretenida de su esposo— Yo casi lo hago con Adam ¿recuerdas?

La risa jovial y cruel del rey fue lo último que Angel escuchó de esa conversación y él decidió que había sembrado suficiente caos político por una noche. Sí, la verdad era que su problema había sido Valentino, jamás Velvette o Vox. Pero ni siquiera un disparo perfecto daba los resultados esperados.

Eventualmente los invitados comenzaron a llegar y Angel tuvo que ocuparse en distribuir a sus pecadores para que acudieran a entretener a cada grupo que iba llegando. Muchos seguían queriendo que Angel fuese quien se sentara a entretenerlos y servirlos como en el pasado, pero él había entrenado bien a sus pecadores para sustituirlo. La mayoría eran viejos clientes y fans que seguían en el proceso de aceptación de quién era ahora Angel Dust. Él conocía a esos demonios, sabía quienes preferían alguien con dones artísticos y quienes querían un buen conversador, había otros que se entretenían más con bonitos cuerpos que pudiesen sentar en su regazo y se riesen bobamente sin tener nada más que contribuir. Angel les dio a todos lo que querían y confío en Cherri para que dirigiese a los bailarines. Él apenas pudo saludar al grupo cuando llegaron, aunque pudo darle los merecidos halagos a su hermana por lucir como si hubiese salido de un cuadro de siglo XIX con su bonito vestido en forma de largo camisón lleno de volantes y cintas grises. Hermosa, inocente, elegante y seductora.

Pero Angel se las arregló para robarle un beso a Husk y susurrarle un comentario juguetón sobre qué le gustaría hacer con él si no fuese porque había demasiada gente. Él dejó a un avergonzado felino completamente sonrojado y volvió a su trabajo con renovada energía.

En sus únicos respiros sacó a bailar a Cherri, su mejor compañera de baile y rápidamente tomaron la pista de baile como suya antes de correr de regreso al trabajo. Como Overlord, Angel debía mostrar su presencia y que era un sustituto de Valentino, sino su propia marca. En esos momentos pudo ver a Husk en el bar dándole una lección al barman o sentado en una mesa en algún tipo de debate con uno de los Overlords dedicados a armamento.

Cuando por fin pudo tomarse un verdadero descanso, él decidió salir del lugar y tomar un poco de aire fresco y disfrutar de uno de sus cigarrillos. El sonido que había instalado Vox era impresionante, aún fuera del lugar Angel podía escuchar la música sin que el sonido fuese molesto o invasivo. Él movió su cabeza de un lado a otro, sintiendo su cuerpo agotado por el estrés. Todo estaba saliendo bien y algunos miembros de la realeza demoniaca lo habían halagado, insinuando futuros contratos de trabajo. Una parte de él odiaba todo eso. La responsabilidad y el trabajo aún en momentos de diversión. Lo cual era estúpido, su trabajo había sido ser la diversión de otros. Organizar era una mejora. Para esa hora Valentino ya lo hubiese tenido drogado hasta la médula y siendo pasado como una botella de alcohol barato ¿No era mejor estar estresado por la responsabilidad? Mañana se tomaría el día libre. Maldita sea, ahora Angel podía escoger cuándo y cómo disfrutaba de su tiempo.

Probabilidades implícitasWhere stories live. Discover now