El niño soltó un pesado suspiro y acurrucó su rostro en el hueco del cuello de su papá, nada feliz con la respuesta de su mamá.

Isa también botó el aire que tenía acumulado en sus pulmones y mantuvo su mirada unos segundos sobre su hijo, para despúes subirla a mirar a antoine, que la observaba a ella, queriendo transmitirle un "no te sientas mal, no es tu culpa".

— ¿ya tienen su equipaje listo? — le preguntó finalmente el frances.

— si es que no se me olvida nada, si — contestó isa, viendo las maletas que estaban ya hechas sobre la cama.

— entonces como no tenemos nada más que hacer, y supongo que no han almorzado — mencionó el ojiazul, inclinando un poco su cabeza para mirar a leroy. — ¿por qué no vamos a comer algo?.

— ¿hamburguesas? — preguntó el niño.

— si, podemos ir a comer hamburguesas si tú quieres.

— ¿y despúes nos tomamos un batido? — volvió a preguntar.

— no sé si tu estómago resista tanto, pero tal vez, solo si tu mamá te deja.

Leroy observó a isa con cara de cachorro esperando una respuesta que lo complaciera, y a pesar de que al principio no pareció muy convencida, puesto que era muy probable que despúes el niño se enfermara, decidió asentir con la cabeza.

— podemos hacer una excepción, solo por hoy — lo señaló en tono de advertencia.

El rubio no tardó más de dos segundos en asentir frenéticamente con la cabeza, feliz con la respuesta de isa.

— bueno, entonces vamonos ahora mismo, porque luego no alcanzamos a pasar por unos batidos — habló antoine.

Isabelle chasqueó la lengua. — me debo cambiar, no puedo ir así.

El francés alzó una ceja y la observó de arriba a abajo, examinándola.

— ¿por qué no?.

— porque parezco vagabunda, ni siquiera llevo maquillaje.

— isabelle, te ves tan hermosa como siempre. Ni siquiera necesitas maquillaje. Ya eres la mujer más perfecta del planeta así.

Inconscientemente las mejillas de isabelle se tiñeron de un color carmesí que intentó ocultar observando hacia otro lado. Antoine notó esta reacción y esbozó una sonrisa.

Isa exhaló luego de un par de segundos y terminó por asentir con la cabeza.

— está bien, vamos.

Tomó el pequeño bolso que tenía cerca, donde llevaba sus pertenencias y siguió al francés hacia la puerta. Una vez estando afuera, antoine depositó un beso en su cabeza para salir del hotel.

Buscaron un taxi que los llevara a algún lugar donde vendieran hamburguesas. Y no mucho despúes encontraron uno que parecía ser bastante bueno, por lo que decidieron entrar.

Se fueron directo a una mesa y ahí tomaron asiento, antes de que pocos segundos despúes llegara alguien a tomarles su pedido.

Leroy fue el primero en pedir su hamburguesa, mientras isa y antoine revisaban un poco mejor la carta. Finalmente eligieron algo y la persona se retiró para dejar el pedido en la cocina.

— ¿por qué no vivimos aquí en qatar? — preguntó leroy, moviendo sus piernas, que colgaban del asiento, de un lado hacia otro.

— ¿quieres vivir aquí en qatar? — cuestionó isa, a lo que el niño asintió. — ¿por qué?.

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