Parecía que no tenía una muy agradable conversación con alguien importante porque se podía ver que intentaba no explotar contra quien estuviera en el otro lado de la línea.

Jalé una silla para poder subirme y alcanzar una de las tazas una vez que el agua estuvo hirviendo. Al bajar perdí un poco el equilibrio cuando lo escuché gritar al teléfono y tiré la taza.

Vi los pedazos en el suelo y de inmediato mi atención fue hacia el sargento que también me miraba. Dejó el teléfono a un lado y se levantó.

-Solo se te pide hacer una cosa para estar en esta casa- se acercó -¡Una cosa!- gritó y casi me caigo de la silla.

-Perdón- murmuré.

-¿El perdón me va a regresar esa taza?- preguntó molesto y me bajó de la silla de un tirón sosteniendo mi brazo con fuerza.

Vi a Isaac salir de su habitación pero no se acercó, solo veía desde la distancia.

-Pagaré por ella- aseguré.

-Ve por la escalera- me soltó -Quiero que retires las piedras y ramas del pozo de agua ahora que está vacío-

Asentí rápidamente y salí de ahí para ir a buscar la escalera, la tomé y caminé como pude hacia el pozo mientras por fin soltaba las lágrimas que había contenido.

Bajé la escalera y una vez que la coloqué bien, bajé yo con la pequeña bolsa para echar ahí todo lo que quitara.

Me tomó casi todo el día así que cuando la luz del sol empezó a irse me apuré pues no quería quedarme en la oscuridad y menos cuando se veía que llovería.

Cuando el primer trueno sonó tomé eso como mi señal, agarré la última bolsa que había llenado y un sonido llamó mi atención.

Se estaban llevando la escalera, salté para intentar agarrarla pero no llegué, empecé a notar las risas afuera y luego alguien dejó correr el agua al pozo.

Grité con todas mis fuerzas que me ayudaran pero me dejaron ahí, en la noche, con los truenos y el pánico nuevamente de morir ahogada.

*******

El recuerdo de aquel día llegó a mi mente, sentí mi respiración acelerarse mientras los demás seguían hablando sobre los detalles de cómo proceder.

Una mano tomó la mía y empecé a respirar un poco más tranquila, alcé la mirada y vi confundida a mi papá que aunque había empezado a caminar hacia mí, no era quien sostenía mi mano.

Giré para ver a Reid que aunque prestaba atención a la conversación en la habitación, me daba tranquilidad mientras pasaba regular y distraídamente su pulgar sobre el dorso de mi mano.

Mi papá nos miró con una muy pequeña sonrisa, como si hubiera entendido algo después de varios intentos y se quedó en su lugar.

Empecé a calmarme y puse atención nuevamente a la conversación. Aaron envió por los ayudantes que pudieran encontrar.

-Li, necesito hablar contigo- Isaac se acercó y yo asentí.

-¿Qué pasa?- nos alejamos de los demás.

-Te estuve observando y creo saber qué recordaste cuando mencioné el café- habló teniendo cuidado de sus palabras -Perdón- dijo con la voz entrecortada.

-Isaac, no tienes qué-

-Debí intervenir en algún momento, pude evitar algunas de las cosas que te pasaron pero fui un cobarde y te dejé sola- siguió hablando con lágrimas en sus ojos -Debí ayudar, debí ser más para ti porque merecías más. Lo siento tanto-

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