Parte 10: Un hambre de mil demonios.

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El timbre del departamento de Kitt sonó dos veces y ella se apresuró a abrir con una sonrisa que no podía borrar de su rostro.

El timbre del departamento de Kitt sonó dos veces y ella se apresuró a abrir con una sonrisa que no podía borrar de su rostro

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Joel había tratado de estar presentable ante ella, lavandose como pudo, había comprado dos bolsas de alimentos para cocinar. Kitt abrió la puerta y le dijo sonriendo.

Kitt: Señor Miller...a qué debo el honor?

Joel: a que tengo un hambre de mil demonios.. ( levantó las bolsas)

Kitt: Owwwww...yo pensé que ibamos a bañarnos.... ( haciendo un tierno puchero con su boca rosada)

Joel dejó las bolsas en el suelo, la tomó de la mano y sin decir una palabra buscó el cuarto de baño.

Kitt: La segunda puerta..a la derecha...

Una vez en el baño, prendió la ducha mientras metía la mano por debajo del vestido de Kitt quitándoselo casi brutalmente mientras ella lo empujaba debajo del agua. 

Joel se detuvo a mirar sus pechos atrapados en el sostén , apretados y como queriendo salirse. Parecía asombrado por su tamaño y que su placer solo sería verlos sin hacer nada más mientras el agua tibia le daba de lleno. Kitt se apartó y se quitó el sostén.

Sus pechos saltaron libres y la boca de Joel atrapó uno de los pezones mientras la apretaba fuerte y maravillosamente como si quisiera exprimirla

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Sus pechos saltaron libres y la boca de Joel atrapó uno de los pezones mientras la apretaba fuerte y maravillosamente como si quisiera exprimirla.

Ella tomó su cabeza con la mano libre para que no dejara de chupar. Con su lengua golpeaba el pezón y después chupaba suavemente.

Tomó su cara  para besarlo con ansias. Se sentía maravillosa como hacía mucho no se sentía con nadie.

Él empezó a bajarle la ropa interior, ella lo ayudaba desnudándolo también

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Él empezó a bajarle la ropa interior, ella lo ayudaba desnudándolo también.

Paso seguido le dio un corto beso y la giró. Quedó mirando hacia la pared y su mano hizo que se agachara guiándola con gentileza..

Al inclinarse instintivamente abrió las piernas en todo lo que permitía la bañera y entonces sintió la cabeza dura como un martillo de su pene ya con el preservativo puesto que se apretaba contra los labios de su vagina. No tuvo que empujar, estaba tan lubricada que antes que se diera cuenta, la boca de su sexo se lo estaba tragando y gran parte de ese miembro estaba dentro de ella

Joel empezó a penetrarla fuerte y Kitt se sentía morir de placer, quería besarlo, acariciarlo, pero no podía por la incomodidad de la bañera pero tampoco quería interrumpir ese maravilloso momento, sosteniéndose con ambas manos de la pared para que él pudiera embestir. 

Sentía que todo su sexo ardía, tiró una de sus manos hacia atrás y lo apretó contra ella. Lo quería todo dentro.

Tocó su vagina y  más abajo apretó sus testículos contra su vulva. No quedaba ni un centímetro por entrar.

 No quedaba ni un centímetro por entrar

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Kitt estaba en el cielo. Las piernas le temblaban, comenzó a moverse porque sentía que ya llegaba el orgasmo y quería vivirlo con todas sus fuerzas.

La casa estaba vacía  de modo que no se reprimió y empezó a gemir mientras el orgasmo nacía en la mitad de su abdomen y se apoderaba de su vulva.

Gritó

Kitt: DIOSS JOELLL!!!!!JOELLLLLLLLLLLLLLL!!!!!!!!!!!!!!

Él gritaba también

- Así amor...así.... eres hermosa.....eres la mas hermosa.... !!!!

Sintió su pene hinchándose, parecía que la iba a romper por dentro. Tanto creció de pronto su cabeza y se ajustó contra las paredes de su vagina que vino el primer espasmo y después otro y otro, mientras su gemido ronco acompañaba la eyaculación. Entonces hizo una brusca pausa. Esa pausa de dolor y placer en los varones.

Kitt no quería parar, entonces se movió con dulzura, desde su cadera sintiendo dos espasmos más.

Qué manera de acabar!!. Las piernas se le doblaron pero se neguaba darse vuelta, quería seguir teniendo el pene de Joel dentro suyo que después de acabar seguía tan duro como al principio.

 Su mano acariciaba los pechos de Kitt con mucho cariño mientras su pene aún duro se negaba a dejar de moverse.

Lo atrajo hacia ella, giró y lo besó largamente.

Los cuerpos estaban tibios por el agua que no dejaba de caer de la ducha

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Los cuerpos estaban tibios por el agua que no dejaba de caer de la ducha.

Joel: es hora de que cumplas tu promesa...( dijo tomando la esponja y pasando el jabón sobre ella) mañana oleré a flores, los muchachos me cargarán pero habrá valido completamente la pena...




¿Qué puede salir mal?Where stories live. Discover now