Capítulo 2|"Un pacto"

Comenzar desde el principio
                                    

Pensé en preguntar por Hunter, pero en seguida descarté la idea, ¿Qué si de pronto resultaba ser que esos dos hombres también tenían tendencias caníbales y se les ocurría formar un club? Yo no era buena disimulando y lo más probable fuera que acabaría siendo parte del ritual de iniciación.

Genial, ahora sí que va a pensar malㅡ, comentó Matthew molesto en lo que iba conduciendo su coche. Durante el corto tiempo en que el Sr. Nícolas estuvo con nosotros nos había dado un sermón, insinuando que teníamos una relación amorosa y por más que le decíamos lo contrario, él se negaba a creernos.

Para colmo, Matthew se había ofrecido a irme a dejar a casa y el viejo gruñón pariente lejano de El Grinch se había dado cuenta de eso antes de despedirnos en el estacionamiento de la escuela.

—Tú te ofreciste a llevarme—, le reproché entonces—.Pude haberme ido sola.

—¡Claro! , luego te ocurría algo y tu hermano acababa matándome. Sí, cómo no—. Revoleé los ojos al oír eso—.Por cierto, ¿qué hacías en el bosque?

Observé por la ventana, recordando todo lo que había sucedido hacia un rato. No le podía contar a Matt la verdad. Luego acabaría pensando que yo era una loca y me llevaría directo a un manicomio. Estaba segura de que no me creería si le dijera, y es que, ¿cómo podría explicar lo de los ojos?

—Es complicado—dije, todavía mirando por la ventana. Ya casi estaba oscureciendo y no podía sacarme de la cabeza a Hunter y a su particular forma de ser—.Y tú ¿qué hacías con el viejo Nícolas en el bosque?

—Nada importante. Una cosa absurda del colegio; pillaron el otro día a unos chicos drogándose y Nic me convenció para ir a merodear. La verdad yo no quería... ¿Con qué cara voy a castigar a esos chicos si los descubro? Tú sabes.

—Es verdad.

—Y a ti qué cosa tan complicada te ocurrió, ¿eh? Cuando te encontré parecías estar asustada.

Otra vez a mi tema. En ese momento no se me ocurrió nada ingenioso para inventar. Me encontraba todavía impactada, y mucho.

—Ah, sólo fue que vi a una ardilla comiéndose a otra ardilla. ¿Caníbal, no?— , la excusa más boba que había dicho en mi vida. Yo era un desastre andante. ¿Por qué rayos había soltado eso? Quizá por el animal que el chico sangriento se comió, aunque... no estaba segura de que hubiera sido eso. ¡No! ¿Cómo podría ser? ¿Qué clase de ocurrencias tenía?

—Te creo, peque—dijo seco, obvia señal de que no me había creído ni un poquito, y, ¿cómo no? Si yo había dicho algo tan estúpido.

—¡Déjame aquí!—Justo algo resultó a mi favor y el semáforo se volvió del color que necesitaba. Estaba como a una cuadra de distancia de mi casa después de todo. No me haría mal caminar—. ¡Debo pasar a la librería a comprar ardillas!

Mientras quitaba el seguro del auto para salir, escuché la risa exagerada de Matthew. No me importó haber el hecho ridículo, después de todo casi siempre me ocurrían situaciones embarazosas estando con él.


Para cuando entré en casa, pasé lo más cautelosa que pude por la sala. Papá, su esposa y mi hermanastra estaban cenando, y yo no quería acompañarlos en ese momento, por lo que sólo saludé de pasada y subí directo a mi habitación. Nadie se molestó en saber el por qué iba llegando a esas horas de la escuela, pero resultaba muchísimo mejor para mí.

Después de echarme como saco de papas sobre mi cama, decidí hacer frente a los mensajes en Whattsapp de Adam. Obvio no pensé en leerlos, sino que me fui directo a la opción de bloquear contacto. Y, ¡mira otra cosa curiosa! Un mensaje salvaje me llegó al buzón a los pocos minutos.

Pacto con un VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora