El bello arte de abandonar y ser abandonado

11 1 0
                                    

¿Cómo puede ser tan triste abandonar a alguien que ya dejaste de amar?

Sobre BoMaGuMa
Línea original de tiempo.

Llegué a pensar algo curioso: más allá de un complemento, de esa otra mitad que se busca, a veces toda la vida, él era una parte de mí, una parte, la cual no sabía que tenía perdida, esa que los domingos, como yo, no quería cocinar, odiando dejar la suavidad de la cama.

Despertábamos juntos y el día comenzaba con dos preguntas:

-¿Qué vamos a desayunar y qué vamos a comer? -
-No sé, te toca cocinar y luego me ayudas a limpiar.
-¿Qué? ¿Por qué yo tengo que hacer dos cosas y tú solo una?
-Porque mi parte se divide en muchas otras, Mauricio, además, si tu limpias y yo cocino, a ti no te va a gustar la comida y a mi no me va a gustar como limpias. De cualquier modo, solo me vas a ayudar a sacudir los muebles.
-¿y si mejor desayunamos gorditas?
-Va, yo quiero una gorrita, un taco de costilla y unas sesadillas.
-Ok, amor, ¿voy a comprar y me haces agua de avena? Me gusta tu agua de avena, mi amor.
-Ok, mau, pero no te quedes platicando, yo ya tengo hambre.

Así transcurrían los domingos, entre desayunar gorditas, comer pollo asado, visitar a nuestros padres, limpiar y hacer el amor. Parecía increíble que amándonos tanto, con mi lívido insaciable y su aversión a los preservativos, no hubiéramos quedado embarazados, pero esa era la magia que parecía habernos puesto el uno para el otro, contenida en un gen que me vuelve un peligro para la supervivencia de la raza humana y el sufrimiento suyo al no ser capaz de darme un hijo.

Pasaron muchos domingos de intentarlo, luego se volvieron martes escurridizos, después nada, solo sollozos, gritos y suspiros, entonces conocimos el bello arte de amar y ser abandonados.

Ahora que está lejos, en un viaje de negocios, como él les dice, incluso después de un año separados, siento que lo extraño, me duele su partida y no entiendo por qué si fui yo quien comenzó la despedida. Aunque paso las noches preguntándome si mi nuevo amor piensa en mí, las mañanas deseando despertar en la cama de ese secreto que guardo y se quiere escapar de mi alma, en las tardes me pregunto dónde estará Mauricio, BoMaGuMa, siempre tuvo ese apodo en mis versos, desde que, sin saberlo, comencé a amarlo, el solo mote ya anunciaba el fracaso: Borracho Mauricio Guadalupe Maldonado.

Viajero del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora